Sexy amenaza

Prologo.

Entierra el cuchillo a un costado de la chica haciéndola aullar de dolor, el grito quedo ahogado por la media que tiene en la boca. Su atacante sonríe al verla retorcerse aun cuando amarrada de manos y pies, le encanta que griten, que se revelen. Así puede castigarles aun mas.

-Vamos pequeña, ni siquiera hemos empezado.- su voz era tétrica y espeluznante y sonríe de la misma manera.

La sangre brota de la reciente herida rebosando de placer, se acerca y coge un poco de sangre con su dedo indice y la lleva hasta sus labios , cierra los ojos y jadea de placer ante su sabor metálico.

La chica trata de gritar al ver tal acto de repugnancia, esta asustada, ese tipo esta loco ¿quien en su santo juicio bebe sangre? ella estaba mas que convenida de que los vampiros no existen.

-Eres muy ruidosa, nos escucharan los vecinos.

Aunque quiso alargar su tortura sabia que tenia que acabar con ella rápido, ya que tenia una victima en la mira y sabia lo difícil que era tener dos victimas. Ya o había intentado.

Su próxima victima era la numero 50, estaba emocionado, le haría tantas cosas...

Suspiro y se acerco a la pelinegra que temblaba de pavor, decir que estaba asustada era un eufemismo. Tenia tres días en ese oscuro y ya la había golpeado, violado y mutilado, sabia que no duraría mucho mas tiempo.

Con el mismo cuchillo que la había apuñalado le corto la yugular haciendo que saliera un chorro de sangre que le salpico en el rostro, pero lejos de asquearlo, le éxito. Se sentó a la distancia presenciando como se le escapaba la vida cada segundo hasta que solo quedo un cadáver lánguido.

Cogió el bisturí de la bandeja y le hizo su marca característica, se la hacia a todas sus victimas. Sus brazos eran muy bonitos por lo que se la hizo ahí, con una caligrafía casi impecable.

J.Z.

Era reconocido mundialmente como el asesino que estaba aterrorizando todo california y eso le gustaba, se sentía tan bien cada vez que veía su seudónimo en la tv.

¿Que pasaría si otro asesino llegara a la ciudad?