OFICIAL EN SU LECHO DE MUERTE

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Soy Coronel del ejército de Chile, "siempre vencedor, jamás vencido". Digo esto porque me interesa rectificarlo. Fui educado por mis padres en una ética de hierro, lo necesario para la carrera militar. En la institución, además del oficio de las armas, aprendí el amor a la patria y sus símbolos y me siento en condiciones de reafirmar que no hemos sido vencidos por fuerza extranjera alguna, pero, desgraciadamente, nos venció la cobardía, la deshonra, la vergüenza, la crueldad innecesaria. En vez de apresar y asegurarnos de impartir justicia a los que consideramos traidores o insurrectos, hemos torturado, asesinado y hecho desaparecer a seres indefensos en nombre de no sé qué ideas de dios y la ley. No contentos con ello, hemos amparado a los criminales y hemos justificado lo injustificable con argumentos de papel. Hoy confieso ante ustedes, mis hijos, mis parientes, mis amigos; pude haber hecho las denuncias en organismos internacionales y no lo hice; pude haber defendido a algún amigo o compañero de armas y no lo hice; pude declarar en varios juicios acortando el sufrimiento de familias completas y no lo hice; incluso, pude tomar a mis hijos y mujer y partir al Brasil, lejos de la ignominia y los crímenes, pero tampoco lo hice. Me confieso culpable de esas y muchas otras cosas que he ido olvidando con los años. Ya no fui juzgado por los hombres, pero créanme, espero ser juzgado y castigado por el altísimo.


HOMBRES DE NIEBLAWhere stories live. Discover now