1 | La misma rutina.

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CAPÍTULO I.

Presa. 

Se sentía presa dentro de aquella habitación, mientras Caroline terminaba de explicarle los últimos temas de Matemáticas para esa clase. 

Resultaba común para Amanda casi nunca salir de su casa. Sus padres nunca la habían llevado a la escuela, y ella estaba segura de que nunca pensarían hacerlo. En cambio, contrataban a profesores individuales que iban a su casa para darle clases. 

Sus lecciones de violín, ballet, gimnasia, natación y piano eran las otras actividades que hacia además de estudiar, pero estas también se las daban en su casa. 

—Señorita. —Llamó por segunda vez la señora de rizos rubios, de media estatura. Chasqueo los dedos delante de los ojos verdes de la joven, llamando su atención. 

Ella parpadeo ligeramente, recordando que seguía en la clase de Matemática.

—Lo siento. —Tartamudeo un poco, recobrando la compostura. Caroline la miro con desaprobación y suspiró. Amanda bajo la cabeza, avergonzada, y tomó un bolígrafo que estaba sobre el escritorio que tenía delante, donde apoyaba todos sus útiles y carpetas de estudio. 

Caroline dejo de escribir en la pequeña pizarra que había sobre la pared, y apoyo el marcador en la mesilla que había a un lado de esta. 

Se sentó en la silla del otro lado del escritorio. 

—Señorita Von Housen, esta semana ha estado distraída. No ha prestado atención a mis explicaciones. ¿Hay algo que quiera decirme? —Preguntó, severa. Ella se encogió de hombros, sin mirarla. 

En verdad, si quería decir algo. Pero sabía perfectamente que nadie la entendería. 

Desde que había empezado a aburrirse de su constate misma rutina todos los días, comenzó a ver una serie en la televisión que había comenzado a gustarle. 

Se trataba de una chica llamada Scarlet, casi de la misma edad de Amanda, que se sentía sola en el pequeño barrio en cual vivía. En el primer momento, le pareció sentirse igual a Scarlet. Sus padres muy pocas veces la dejaban salir de su casa, y cuando lo hacían no era para más que unas vacaciones familiares en lugares exóticos. 

En cuanto Scarlet se muda a Nueva York, comienza una vida de locos. Su estilo es diferente al de los demás y eso hace hacerla popular. Luego las fiestas empiezan a caerle como gotas de lluvia.

Amanda no tenía idea de lo que era una fiesta, o bueno sí. Solo que su idea de "fiesta" era muy diferente a lo que era en la serie. 

El festejo de su decimosexto cumpleaños había sido un "baile" en donde no había habido nada de "baile". Solo una reunión con todos sus familiares, y amigos de sus padres, en un Yate privado en las costas de Miami. Algo que muchas adolescentes deseaban, pero que ella aborrecía. 

En fin, muchas veces comenzaba a sentirse inútil. Quería ser como Scarlet, que podía salir de su casa, sin preocupaciones, sin padres que le prohíban la salida. 

—No. —Contesto firme, mirándola fijamente. —No tengo nada que decirle, señorita Evans. 

Al finalizar la última clase del día, Amanda salió a escondidas de su habitación y camino hasta el pasillo el cual terminaba en la escalera que descendía a la planta baja. 

Bajo unos escalones y asomó un poco la cabeza para asegurarse de que el abrigo de su padre todavía no estaba en el perchero de la sala principal, lo que significaba que no había llegado. Amanda quiso festejar, pero recordó que su madre podría descubrirla dirigiéndose a su escondite más sagrado, y eso haría que ya no fuera un lugar que solo ella conocía. 

Adrenaline in my veins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora