Sueños compartidos

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Al abrir mis ojos, mí sorpresa fue grande. En primer lugar, porque mí sueño no se esfumó, seguía ahí, y por otro lado por lo que presencié. Sobre mí estaba un chico sonriéndome, cómo burlándose de mí, tenía una sonrisa de oreja a oreja, y tan linda, que me quedé hechizada.

Tenía el cabello castaño, lacio, y su piel era muy clara, cuando lo vi, no pude evitar excitarme más. Pero lo más extraño aún, es que yo a ese chico no lo conocía, jamás lo había visto; no podía descifrar cómo podía soñar con alguien que no conocía.

Lo que terminó de desconcertarme fue cuando se presentó, luego de burlarse de mí por unos minutos. No sabía cómo aquél personaje podía tener voluntad propia en mí sueño, se suponía que era mío, por ende sólo podía pasar lo que yo querría que pasara.

Pero no, ahí estaba él, riéndose de mí expresión, para luego formar palabras con sus hermosos labios, moría por besarlos.

Aún recuerdo lo que dijo:
- Hola! Soy Mirko, y tú?- yo no podía emitir palabra, me quedé con la boca literalmente abierta. En cuánto me fijé que estaba quedando cómo tonta en mí propio sueño, hablé.

- Aixa...¿cómo es posible que puedas hacer y decir lo que quieras en mí sueño?- de verdad no podía creer lo que estaba sucediendo, pero mí sorpresa fue mayor cuando él respondió.

- ¿Tú sueño?, ¿No te has puesto a pensar que probablemente éste es mí sueño, y eres tú sólo producto de mí imaginación?- en cuánto dijo eso, me quedé aún más atónita, no podía con ello, quería que se hiciese lo que yo quería, pero aunque tuviese conciencia, no podía lograr que él se sometiera a mis deseos, él estaba fuera de mí alcance.

- Por cierto, bonito nombre. Un gusto, Aixa.-dijo esto sonriendo todo el tiempo, apenas lo dijo, no pude más, estaba presionando a mí cerebro entender aquella extraña situación dentro de un sueño, no pude seguir con la conexión, y desperté.

Desperté muy agitada, sin poder creer lo que había ocurrido en aquel sueño. Aunque las siguientes noches quise soñar de nuevo con aquel extraño hombre, no pude. Volví a soñar, y a tener consciencia en ellos, pero él jamás volvió a ser el protagonista.