Vaya, es realmente patético, Dios creó que he perdido completamente el juicio, estoy enloqueciendo, no podía quitar la sonrisa de mí rostro, seguro que si alguien me viera a si por la calle me llevarían a un manicomio pensando que sufro un episodio de locura. Con una simple muestra de afecto, sentí que volaba, lo peor me sentí toda atarantada, como una niña de quince años, como si fuera la primera vez que me enamoraba, mirando con ternura al niño que le gusta.
Pensándolo bien, muestra de afecto eso no es una muestra de afecto, aun asi no debió de hacer eso, solo me confunde, que tal si alguien noto algo extraño, que tal si hasta los demás sentían la electricidad que provocaba en mi, el solo hecho de que estuviera cerca de mi. Talvez él ni siquiera se percataba del efecto que tenían sus palabras y acciones en mi, talvez, solo talvez su inocencia era tanta, que llegó a pensar que sus acciones no tenían peso, ni que podrían llegar a provocar un terremoto en mi corazón. O quizás no tenía la intención de que tanto sus palabras como sus acciones llegarán a ser algo, solo eran eso, palabras dichas al viento, acciones casuales, sin intención de llegar a algún lado, como muchas cosas que decimos sin afán de que tengan trascendencia, talvez solo eran eso, pero que mi corazón decidió tomarlas y convertirlas en algo más.
Es tonto pero así me sentí, pero como siempre mi cordura predomino. Mi actitud como siempre seria, la de una persona adulta, como debería ser, fingí ser un asiento mas que es usado solo para dormir, resistiendo todas mis ganas de acariciar su rostro, su suave piel, su cabello castaño, que un pequeño rayo del sol empezaba a tocar, deseaba tanto ver su rostro al dormir, sabia que podía hacerlo, Helen e Iván estaban muy entretenidos en la parte de adelante, pero me negaba a mi misma ese placer, si solo mirarlo de reojo me hacían pensar tantas cosas, sentir tanto, mas tiempo me terminaría de enloquecer.
- Falta mucho para llegar -
- Quince minutos - dijo Helen mientras Ivan se desbiaba de la carreterra
- Vamos levantate - movi las piernas rapidamente para levantarlo - ya me duelen las piernas
No parecia afectarle mis palbras, se daba vuelta solamente, volvi a sacudir las piernas, solto una ligera queja, mientas se incorporaba lentamente a su asiento, se estiraba con movimientos lentos y su mamo rosaba mi rostro, jugando con el, como si no se ubiera dado cuenta o no fuera intencional, pero ambos sabiamos que era intencional, se entretenia molestandome.
- Perdon, perdon - solto una risita coqueta
- Ya era hora - dijo Helen volviendo su rostro a si atras
- Si, ya no sentia las piernas, estas pesadito -
- Estamos por llegar -
- Espero, este viaje a durado mucho - dijo Damian, mientras todos empezaron a reir
- De verdad, te diste cuenta, vaya, es que el tiempo se vuelve eterno, cuando uno duerme - le diriji una mirada mientras levantaba las cejas - y aun mas si es sobre de uno, eso si es eterno, y doloroso - vaya me sorpremdo a veses de lo bien que puedo mentir.
- Damas y caballero, hemos llegado a vuestro destino - dijo Ivan, deteniendo el coche, en la entrada de lo que parecia ser una gran Hacienda a la distancia - Que les parece, ante vuestros ojos una de las haciendas de Xilitla, un pueblo mágico.
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Estática
RandomQue me lleva a estar en contra de los sentimientos... Por mi edad, debería demostrar madurez.