u n o

64 3 11
                                    

"









ᴇsᴛᴀ ɴᴏᴄʜᴇ ᴇɴ ʟᴀ ᴀᴢᴏᴛᴇᴀ sᴏᴍᴏs ᴇʟ ʜᴏʀɪᴢᴏɴᴛᴇ, ʀᴇᴄᴏɢɪᴇɴᴅᴏ ᴅᴇsᴇᴏs ᴅᴇ ᴇsᴛʀᴇʟʟᴀs ғᴜɢᴀᴄᴇs ᴇɴ ᴜɴ ғʀᴀsᴄᴏ.

"

CAPITULO UNO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










CAPITULO UNO

PUENTE DE BROOKLYN

Malcolm jugueteaba con la batería en mi mediano apartamento. Últimamente traíamos una vibra experimental, pero necesitábamos más. En un par de minutos la señora Carrington estaría golpeando el techo con su bastón para callarnos y nosotros, como buenos hombres adultos y maduros, nos las íbamos a arreglar para tocar más fuerte y mucho, mucho peor. En una de esas hasta nos sacábamos de la manga un canto satánico.

Afuera llovía, la calle se llenaba lentamente de paraguas y la gente entraba a su casa con prisa. Una ligera brisa me erizaba la piel y las gotitas del techo averiado me caían en la cara como copos de nieve.

El ruido estrambótico de la batería cesó mientras el ruloso revisaba por milésima vez las letras.

-Sigue sonando comercial – dijo frustrado, – puedo escuchar claramente toda nuestra influencia musical en menos de un puto minuto –.

–Relájate un poco, grandote. No eres Roger Taylor, diablos, no eres nadie –

–Gracias, Finn. Que palabras tan inspiradoras. –

–No te lo tomes tan personal, solo digo que te estás exigiendo demasiado. Créeme, nada me gustaría más que componer un temazo que nos lleve a la fama en este momento, pero nos estamos adelantando. Date tiempo, hermano, y danos tiempo a nosotros. – acabo al fin con mi sermón y ambos estamos sorprendidos con mis palabras.

Antes de que se pueda crear un silencio incómodo, Charlie sale como disparado de su habitación.

–Malcolm, nos tendrás que disculpar, pero Finn y yo nos tenemos que ir. –

- ¿Qué? ¿A dónde? –

- ¿Recuerdas a la chica que conocí en Europa? –

- ¿La británica? –

- ¡Si! ¡Ella misma! -  La emoción era palpable en su voz. Por supuesto que la recordaba. Charlie y Nick se fueron de mochileros a Europa en el verano de su graduación de universidad, por supuesto que los imbéciles se gastaron el dinero para pagarse su Grad School, pero ¿qué son un par de dólares si hay de por medio 8 semanas de felicidad? Pues básicamente la posibilidad de ser alguien en la vida. En fin, que su viaje concluyo en Londres y la vida les dio tantas vueltas que Charlie termino en un pub, justo al que cierta señorita iba a pasar el rato. Y para no hacerles el cuento más largo, se enamoraron. Ninguno pensó que duraría, pero para la sorpresa de todos, el viajero feliz se las arregló para tener contacto con ella, y para mi mala fortuna, la mujer en cuestión llegaba ese día.

Nueva York - FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora