Fuego se esparce por las viviendas de un pueblo irreconocible por la destrucción. Aquel pasado lleno de esperanza se a esfumo junto a los hombres y mujeres quemados por el fuego.
Gritos desgarradores de aquellos que en su preocupación quisieron escapar de las espadas de los guardias de Radel.
Charcos de sangre abundaban en ese pueblo destruido lleno de desesperación.
-Encuentre a los rezagados, la bruja debe estar cerca- dijo el general, encargado de guiar a sus hombres por una misión que consistía en matar a la bruja del pueblo.
-Se han unas siluetas por el bosque señor- dice uno de los guerreros con su armadura manchada de tierra, ceniza y sangre.
-¿Y que hacen aquí? A ellos- grita el general mandando a sus hombres a buscar aquellos que trataron de huir.
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Una mujer embarazada camina junto a su pareja lo mas rápido que pueden, el hombre la sujeta firmemente de la mano y adapta su paso al de ella.
-¿Como te encuentras?- pregunta algo agitado.
-Siento que ya viene- dice la mujer, que por el cansancio sufre debilidad en sus piernas las cuales se derrumban y cae de rodillas al suelo ensuciando aun mas sus harapos. -No creo poder lograrlo a este paso- dice aun en el suelo con poca esperanza.
-Yo te ayudare- el hombre aprovecha toda su fuerza disponible y carga a la mujer.
Van por el bosque caminando con prisa sorteando los arboles. Llegan a las orillas de un arrollo, el hombre baja a la mujer sobre la tierra humedecida que sirve como una cama acolchada pero con rocas pequeñas.
La mujer siente dolor y respira agitadamente. Ante esta situación el hombre no sabe que hacer.
Unas luces se acercan desde donde vinieron, son los guardias, los cuales les siguieron el rastro.
Aquellos que portan un arco apuntaron sus flecha a la pareja, pero los proyectiles son detenidos por un escudo de metal que la mujer convoco usando un circulo con un triangulo dentro, ambos brillando en un color verdoso.
-¡Se encontró a la bruja!- grita uno de los caballeros, a lo que el general acude rápidamente. Este los mira un momento y levanta su mano indicándoles a los árquelos que disparen.
Los proyectiles nuevamente pierden su potencia por el escudo de metal, el cual aumento considerablemente su tamaño para cubrir mas área.
-No gastes mas exo, te hará daño- menciona el hombre muy preocupado mientras saca de sus bolsillos unos orbes brillantes y de un color verde mas oscuro.
Conforme el escudo desaparece el hombre hace que se activen los orbes, brillando estos de manera mas intensa y empieza a dibujarse un círculo con un triangulo, de cada triangulo sale una hoz atada a una cadena muy extensa. El hombre manipulando ambas armas ataca a los arqueros cortándoles en el pecho.
Los demás soldados se lanzan a un ataque en conjunto, pero el hombre atravesaba sus armaduras con el filo de la hoz.
El general toca un orbe adherido al mango de su espada, este obtiene un brillo amarillo y envuelve la espada en relámpagos. Usando toda su fuerza blande su espada contra el hombre, el cual se defiende de los ataques cambiando la dirección de la espada.
La mujer, mientras grita del dolor, ve repentinamente como una flecha impacta contra su hombro, ya que uno de los arqueros, antes de morir disparo su ultima flecha.
El hombre vio a su mujer sufrí por la flecha, así que uso sus cadenas para desarmar a su oponente enredándolas en el filo de la espada, solo que al costo de recibir una descarga de energía eléctrica. Ahora sin arma solo uso la hoz para cortar rápidamente la garganta del general.
El hombre después de usar la magia de los orbes no será le mismo, al usar el exo directamente de su alma sin contar con red mágica tendrá las horas contadas.
-¿Por que te excediste?- pregunta la mujer adolorida.
-No tuve de otra- dijo el hombre muy serio.
Se logran ver los cuerpos tendidos de los soldados caídos por esta batalla, que al no estar preparados para ese tipo de magia perecieron, ahora el riachuelo dejaba correr sangre, y en sus orillas lo acompañaba el llanto de un pequeño recién nacido.
-Es un varón- dice el hombre con orgullo.
-Que bien- dice la mujer que expresaba su sonrisa con un notable cansancio.
El hombre deja que su mujer, ahora madre, sostenga al niño entre brazos.
-Tu nombre será Veral- dice la madre, ya que el nombre lo habían decidido con muchos días de antelación en caso de que naciera varón. -Eres muy hermoso- agrega la madre, antes de ceder ante la pesadez de sus ojos y cerrarlos, sus brazos sin fuerza empiezan a caer y el hombre sujeta al niño.
A la madre no se le pudo enterrar debidamente, pero el hombre coloco cuatro rocas, una en su frente, dos en sus manos y dos junto a sus pies. Una costumbre en la ya desaparecida Petramia para despedir a los muertos.
-Te amo- dijo el hombre antes de abandonar el lugar.
El camino hasta llegar a una edificación grande, con suerte seria vivienda de alguien que pueda cuidarlo. Se acerco a la estructura de madera bien tratada, su techo de tejas no representaban ningún peligro en caso de que se soltaran y la puerta liza parecía firme.
El hombre se quita sus ropas para envolver al hijo y dejarlo en el pórtico, dejo una nota escrita donde indicaba su nombre y toco la puerta.
Se escucharon unas pisadas aproximándose, pero antes de irse, el padre con lagrimas en los ojos ve a su hijo por vez ultima.
-Vive por nosotros- dijo antes de irse corriendo viendo en mas de una ocasión para atrás, anhelando regresar por su hijo y hacer una vida juntos, pero el no vivirá por mucho tiempo, el exo faltante en el le esta pagando factura y poco a poco empieza a perder la visión, cae al suelo y muere a una distancia considerable entre el bosque.
El niño es recogido por una mujer joven, vestido negro hasta las rodillas y un calzado de cuero.
-¡Señor Felgeboth!- grita, y en un instante se acerca un hombre, con una barba bien peinada color negro y un fino y elegante bigote.
-¿Que escandalo tiene a estas horas? despertaras a los niños- dice en un tono molesto.
-Perdone, pero nos han dejado esto en la puerta-
Felgeboth ve al niño con repudio, aparta a la mujer y trata de ver atravesando la puerta si esta alguien en los alrededores.
-Que indicante, traen a un niño así, y si avisar, este cliché me desespera en todas mis novelas- dijo molesto -Ahora que lo vimos no lo podemos dejar ahí, si se enteran de eso me echaran por inmoral, que mal momento para tener un inspector entre los cuartos- soba su frente en señal de frustración -Llévatelo y dale un baño, si se quedara, será para ser educado y espero que no cause un problema en el futuro- cierra la puerta con fuerza.
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Magos del Destino
FantasyUn mundo donde la magia es sinónimo de amenaza Carbo se dará cuenta de que el mundo no siempre estará a su favor notando la hipocresía en el miedo por la magia. La crueldad puede tomar muchas formas, incluso si es algo mágico.