Todo fue simplemente un accidente. Adam con su polera de color verde oscuro ajustada, con su expansión en la oreja derecha y con su cabello oscuro. Adam no acostumbraba a tener amigos, ni sabía como entablar una larga conversación. Adam era el chico al final de la sala, el chico que se graduaría sin ninguna firma en su anuario. Adam era el chico de quien se hablaba bastante, pero él no participaba en aquellas conversaciones.
Desde que había comenzado el verano habia empezado a repasar la materia de ese año, ya que no tenía ningún pasatiempo. No jugaba juegos en línea por miedo a recibir el apodo "niño rata." Se dedicaba a observar. Amaba observar a la gente caminando por la acera, todo lo que observaba, terminaba en una de las hojas de su croquera, deslizar la punta del lápiz en hojas blancas para revivir visiones hermosas era su vida.
Dibujaba a los perros callejeros que se detenían a dormir frente a él unos momentos y dibujaba a las parejas caminando de la mano para atravesar la calle, a veces lo quedaban mirando muy raro, preguntándose quien sería ese sujeto y por qué los observaba tanto.
Adam tenía muy pocas cosas claras con respecto a sí mismo. Sabía que le gustaba dibujar y sabía que se sentía incapaz de sentir atracción física hacia una mujer. Prefería físicamente a su mismo sexo. Prefería sentir con sus dedos pectorales firmes que pechos femeninos, aunque siempre se preguntaba que se sentiría tomar un pecho, muchas veces los había observado con atención y luego los dibujaba, y no sentía ninguna clase de perversión o excitación de ningún tipo, solo lo dibujaba.
Estaba sentado en una banca, el sol era abrasador y la playa estaba llena de gente. Se encontraba dibujando una sombrilla enterrada en la playa. Un sujeto se estaba acercando a él, tenía el cabello largo y le cubría algo de un ojo, su piel era pálida y llevaba una playera sin mangas negra con grandes letras blancas y deformes que formaban la palabra "KoRn", una banda algo conocida.
El sujeto se sentó a su lado. Adam lo observó con nerviosismo e intentó concentrarse en su dibujo ¿Lo estaría observando? ¿Estaría esperando que dijera algo? Deseaba entablar una conversación con él, pero quería decir algo inteligente, con estilo, algo que no pareciera venir de alguien como él. Miró hacia la derecha y pudo observar su cabello, sobre él habían audífonos que cubrían sus orejas. Por supuesto, escucharía música y luego se iría.
Pasaron unas horas y el sujeto seguía ahí. El dibujo estaba terminado, pero no quería irse, no quería apartarse de aquel individuo, no se conformaría con solo verlo, él ya había observado demasiado. El individuo lo observó, sus ojos eran verdes y penetrantes, intentó no enrojecer.
Uno de los ojos del individuo see cerró en señal de guiño y Adam no supo que hacer, nunca le habían guiñado un ojo, ni siquiera estaba muy seguro de qué quería decir eso. Siguió coloreando la sombrilla, estaba arruinando la sombrilla, tenía exceso de color, no le importaba. Quería decir algo, pero no se atrevía. No quería sonar torpe al decir algo.
El sujeto se deslizó y se acercó a él, se sentía como paralizado y su corazón iba muy rápido. El sujeto miraba su dibujo con atención.
-Es un muy buen dibujo- dijo él y sus ojos pillaron nuevamente los de Adam. Adam balbuceó dos veces intentando decir algo y terminó por decir:
-Gracias.
Siguieron en silencio y el sujeto siguió escuchando música. No quería que fuera el fin de la conversación, quería decir algo más, algo como "(pasemos el resto de nuestras vidas juntos) Me gusta dibujar."
Observó con nerviosismo su rostro, quería dibujarlo... No, eso no lo conformaría, tenía que tocar su rostro, acariciarlo... El sujeto volvió a mirarlo y sonrió, enseñando dientes blancos y relucientes, como para algún comercial de dentífrico.
Una chica de cabello rubio y con un top de color blanco se acercó a la banca y miró al sujeto, el sujeto se puso de pie, la agarró por la cadera de forma imponente y la atrajo hacia él para darle un largo beso en los labios, entrelazaron sus dedos y se alejaron de la banca.
