¡Segundo lugar en el concurso "Love in Boku No Hero Awards" de -SpirtBlast!
Sinópsis:
El amor es algo impredecible.
Sucede cuando menos lo esperas y se vuelve más fuerte cuando tratas de evitarlo.
Puede ser romántico y mágico... O también todo lo c...
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La Tierra del Sol Naciente sin duda ofrecía un bello espectáculo de amanecer. Una fresca brisa recorría las calles de Japón y el sol empezaba a otorgar sus rayos al lugar, haciendo honor a su nombre. Los habitantes comenzaban a salir de sus casas y los negocios y tiendas abrían sus puertas en esa hermosa mañana de sábado.
Izuku Midoriya no era la excepción.
Despertó con lentitud mientras se sentaba sobre su cama y estiraba los brazos hacia ambos lados. Al abrir los ojos, a pesar de la oscuridad del ambiente, pudo reconocer su habitación.
Con un notorio cansancio en su rostro, abrió la puerta que daba a un estrecho pasillo y lo atravesó arrastrando los pies hasta llegar a una pequeña cocina.
—Buenos días, Izuku. —Saluda alegre una mujer madura de cabello corto color verde oscuro —el cual lleva atado con una cola de caballo a la izquierda.—
—Buen día, mamá. —responde mientras deja salir un bostezo. A su vez, toma asiento en la mesa frente a su madre. Ella le acerca una taza y le regala una sonrisa.
Tener a su hijo en casa era algo que realmente la alegraba, especialmente ahora que su pequeño pasaba todo el año en su preciado colegio y con suerte lo veía en los días festivos.
Sin embargo, esta vez había sido diferente... ¡Y ella estaba más que feliz por eso! Cuando las vacaciones de invierno dieron inicio, los estudiantes de Yuei decidieron pasarla en sus hogares junto a sus familias y, claramente, Inko Midoriya no pudo con la emoción al recibir la noticia de su hijo.
Aunque, por desgracia, estas ya estaban acabando y pronto él tendría que regresar a clases. Aún así, no podía negar que había pasado unas maravillosas vacaciones y tiempo de calidad con su pequeño Izuku. ¡Ya ansiaba tener las vacaciones de verano! Oh sí, obligaría a su querido primogénito a quedarse con ella en el verano. Es lo que toda madre amorosa hace, ¿No?
Deku, por su parte, también había disfrutado el tiempo con su madre. En verdad la pasó muy bien, pero el invierno estaba acabando y la primavera estaba tomando su lugar y, seamos sinceros, no podía esperar para ver a sus amigos otra vez y contarle sobre sus vacaciones.
Después del desayuno, Izuku ayudó a su madre con algunos quehaceres de la casa. Cuando acabaron, eran más de las once de la mañana.
—Está muy lindo afuera —comentó Inko, observando por la ventana.—, ¿No quieres salir un rato? Después de todo, pasaste casi toda las vacaciones aquí adentro.
