« Añito uno, uno »

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Bueno, no queda más que decir.
Luego de ver a mi hija tan feliz por mi muerte, traté de verla con un semblante molesto, y sí, aún estamos en la habitación. Aunque era difícil intimidar a un niño que en lo único que su cabeza existe es «inocencia».

5.- Los niños sin inocentes.

—paleces un vieto duñon, no me miles asi.— apenas le dí una mirada y ella ya me estaba reprendiendo. ¿Debería golpearla? ¿Ahorcarla? ¿Estrangularla?

¡Tranquilo, Min, tranquilo!

—api teno ame. — Bien, no entendí Pío.

—¿Que quieres, un enjambre?— le pregunte. También lo hice para ver si era lo que ella quería.

6.-Los niños hablan un idioma raro.

¿Desde cuándo era tan difícil entender a un hijo? ¿Desde cuándo tenía que entenderla yo solo? Uh, que mal.

Esto va a hacer muy difícil. Y aunque al principio lo tome como un juego, señoras y señores le voy a tomar la palabra a mí esposa, ¡voy a escribir cada paso que dé con mi hija!

¡Voy a hacer un Manual!

—api none fue mami. —  ni por qué me titulé en una carrera entendí aquellas palabras.

Y como si me fuera a llegar una luz mágica en la cabeza, volví en busca de mis materiales. Poniéndome sobre mis pies, de nuevo, me acerqué al lugar donde conseguiría un lápiz y papel. Dejando sola a Mingu en la cama.

7- No dejes a tu hija sola mientras buscas un lápiz.

Me gire rápidamente para ver cómo Mingu ya estaba preparada para dar un brinco en el colchón y así hacer sonar los resortes. Así que no lo pensé dos veces, corrí a ella para cargarla con cuidado y tomándola de la cintura la senté en mi regazo sin antes darle un beso en la mejilla.

—Mingu. — la llame para tener su completa atención.

—¡Papi! —da un brinco en mis piernas.

Bueno, primero debía darle confianza antes de darle las reglas.

— Si quieres algo o algo te molesto, no dudes en decírmelo ¿ok?— y mi hija frunció el ceño—. Mingu, si tienes hambre debes decirme— Mingu no se movió—, Mingu, si quieres ir al baño tienes que decirme.—  Y mi hija por fin habló.

—api ah none eta mami.— y estirando sus pies comenzó a moverlos.

¿Debería decirle? Ella quiere saber.

—Mami fue a casa de los abuelos y no volverá hasta después de un mes. — mi nena entendió perfectamente, lo raro de todo esto es que ella comenzó a hacer un puchero muy raro.

¡Oh no, está apunto de llorar!

—mami te fue. — y las lágrimas comenzaban a salir de sus ojitos.

8.-Los niños hacen caras raras.

9.-Los niños lloran rápidamente.

—Oh, pequeña. Ella volverá. — no me quedo de otra más que cargar a Mingu para ver si se callaba, y al llevarla a mis brazos sus pequeños sollozos se hicieron más rápidos.

¡Bingo, dejó de llorar!

No tuve más remedio que cargarla y llevarla hasta en mis brazos, como la niña pequeña que es. Bajamos las escaleras y llegando a la cocina opte por dejarla en la mesa central donde comemos juntos. Aquella mesa tan pequeña que jure cambiar cuando naciera Mingu.

Y eh aquí, lleva un año igual.

Dejé a mi Mingu en la mesa para buscar algo de comer en la nevera. Ella me sonrió antes de darme la vuelta y buscar lo mío.

Veamos...

¿Un dulce?

No.

¿Mermelada?

No.

¿Jamón?

No.

¿Vino? Una copita no estaría m...
¿En serioooooo? ¿Vino?

¡Tentador, Min Yoon Gi, tentador! Atte: tu conciencia.

—¡Papi tiero eche duce!— y Mingu comenzaba a dar pequeños brincos en la mesa.

¡No, no brinques!

Esto va a ser difícil.

 Manual para ser papá; myg (proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora