Capitulo 1

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Narrador.

Bulma abrió las altas puertas que daban acceso a la habitación de su hermanastra. Su semblante preocupante fue visto por médicos que hacían todo lo posible por salvar a su hermanastra. Detrás de Bulma, había dos guardias que custodiaban la puerta. Un doctor de avanzada edad se alejó lentamente de la cama para poder explicarle a Bulma lo que en breves momentos sucedería.

-¿Qué fue lo que paso doctor?-dijo de forma apresurada, sin quitar el semblante preocupado de su rostro, a pesar de que no compartían la misma madre, y el tiempo que habían compartido era muy poco, le tenía  un gran aprecio.

-No pienso mentirle, princesa Bulma-dijo mientras se secaba el sudor de su frente con un pañuelo blanco de seda-a su hermana le queda muy poco tiempo de vida, tal vez sea cuestión de unos minutos para que fallezca. No solo su enfermedad del corazón la llevo a esto, sino también la tristeza que hay en él.

-¿Tristeza?-dijo posando su vista en su hermanastra. Milk dormía mientras varios doctores cuidaban de ella, uno le tomaba la temperatura con cuidado de no despertarla, mientras que otro ponía pañuelos calientes sobre su frente-¿a qué se refiere?

- A su hermana la comprometieron hace poco con un príncipe vecino, pero ella intento explicarle a su padre que alguien más ocupaba su corazón, y rechazo rápidamente el compromiso. Pero su padre no acepto su decisión, y le advirtió que si no aceptaba el compromiso  mandaría matar a su enamorado. La princesa Milk no tuvo más opción que hacerle caso, acepto el compromiso y rompió su relación con su enamorado, y desde ese momento, su hermanastra  cayó en una profunda depresión que en breves momentos la llevara a la muerte.

Bulma apretó los puños al terminar de escuchar el corto relato, a pesar de las diferencias que había entre ellos, nunca llego a odiar a su padre, después de todo, le había enseñado a defenderse de los hombres, y le había otorgado una educación que a ninguna otra mujer se le permitía tener. Pero lo que le había hecho a su hermana nunca se lo perdonaría, tenía que hablar con él, tenía que hacerle entender que lo que estaba cometiendo llevaría a su propia hija a la misma muerte.

Bulma salió de la recamara de su hermanastra hecha una furia. Se dirigió a la habitación de su padre para hacerlo cambiar de opinión respecto al compromiso de su hermana. Abrió la puerta importándole muy poco lo que estuviera haciendo. Su padre, un hombre corpulento y de avanzada edad, tenía la vista interesada en un libro que parecía ser antiguo, su padre no hizo ningún comentario ni cambio su inexpresiva expresión al verla pesar de no haberse visto durante cinco años.

-¿Por qué lo hiciste?-su padre no le contesto y prefirió seguir leyendo-¿Por qué obligaste a tu propia hija a renunciar al hombre que amaba sabiendo que no le queda mucho tiempo de vida?-lo ataco acercándose al escritorio que había frente a su padre mientras que él  seguía sin responderle-¿Qué clase de padre eres?-dijo recargando sus brazos en el escritorio, la furia que había en Bulma se podía anotar a través de sus ojos azules.

-Soy un padre interesado en el bienestar de su hija-dijo tranquilamente sin despegar la vista de su libro. En él se podía apreciar dibujos antiguos que no ayudaban en nada para comprender la lectura-solo un padre que no amara a su hija permitiría ese absurdo romance-cerro su libro-¿enserio crees que ese infeliz campesino la ama de verdad?-se levantó de su asiento y le dirigió una mirada molesta a su hija-a ese infeliz no le interesa el corazón de tu hermana, sino su fortuna, y el titulo de rey que tendría si se casa con ella.

-No todos los hombres son interesados como tú.

-A pesar de haber viajado durante años, no has llegado a conocer verdaderamente el mundo, y a la gente que vive en él. La gente es envidiosa y despiadada, capaz de matar para conseguir lo que quiere.

-Así como tú-dijo y recibió una bofetada por parte de su padre. Bulma no se inmuto por su reacción, ya que aquella no era la primera vez que lo hacía.

-Solo hay una forma para que yo cancele el compromiso.

-¿Cuál?-pregunto sin apartar la mano de su mejilla.

-Que seas tú, quien se case con el príncipe Vegeta.

Bulma nunca imagino estar en aquella situación. Ella siempre había dicho que no se casaría, siempre había visto al matrimonio como un contrato en donde la mujer siempre tenía la  desventaja, su difunta madre había sido ejemplo claro de ello. Bulma nunca podría olvidar las incontables veces que su madre había sido golpeada y humillada por su autoritario padre. Pero esta ocasión era diferente, ella tenía en sus manos la posibilidad de hacer feliz a su hermana los últimos días que le quedaban.  Y sin pensarlo más, dijo:

-Tu ganas-dijo resignada-me casare cuanto antes con el príncipe Vegeta-su padre sonrió al haber cumplido su cometido-pero lo hare siempre y cuando  aceptes el romance entre mi hermana y su enamorado, si no es así, no me casare.

-De acuerdo-dijo sin quitar la sonrisa satisfactoria de su rostro-ahora si me disculpas, quisiera seguir con mi lectura-dijo y se volvió a sentar en la silla frente a su escritorio.

Bulma obedeció, y salió de la habitación para regresar a la de su hermanastra. Los doctores se habían retirado de la habitación, en su lugar, se había quedado la dama de compañía de su hermana. Lunch era una mujer joven de cabello azul marino, rizado. Bulma la había conocido mediante fotos que Milk le había mandado  hace un año.

-Ve a descansar, yo me quedare con ella.

Lunch asintió, y dejo el libro que había estado leyendo las últimas dos noches sobre la mesa-se alegrara mucho cuando sepa que usted está aquí-se levanta de la silla y quita las arrugas de su falda con la palma de su mano, y tomando las manos de la princesa dijo:

-Cuídela mucho.

Bulma asintió y espero a que la puerta de la habitación se cerrara, cuando eso pasó, Bulma se recostó en el espacio libre de la cama con cuidado de no despertarla. Acaricio con dulzura los finos cabellos negros de su hermana que se esparcían por toda la almohada y en un susurro.

-Dulces sueños hermanita.
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-Todo está listo para su viaje al reino vecino, príncipe Vegeta-dijo su mayordomo en el umbral de la puerta.

-No pienso casarme con esa mujer enferma-insistió el príncipe observando la estantería de madera que adornaba su elegante pared-aunque mi padre se niegue, regresaremos a altar mar a, ajustar cuentas con esa maldita mujer que me dejo una maldita marca en el rostro.

-Si se niega a ir, su padre lo dejare sin un centavo y venderá su barco a cualquier precio-insistió.

Vegeta al escuchar la venta de su barco, se levantó bruscamente de la silla dejándola caer accidentalmente al suelo. La furia en el rostro del príncipe se podía notar a través del vidrio de la estantería de madera que adornaba su pared-no, no se atreverá, sabe de lo que soy capaz si permito que alguien que no sea yo, toque mi barco.

-De todos modos lo venderá si usted rechaza el compromiso.
  
-De acuerdo, ustedes ganan, pero después de que haya sellado esa maldito compromiso con la princesa Milk, tú y yo, regresaremos a altar mar en busca de esa maldita mujer llamada Bulma.

Vegeta y Bulma "Sacrificio por amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora