Cerca de un pequeño pueblo de seúl , se escucho un grito proveniente de la casa de los park. Ahuyentado a los pocos pájaros que se hallaban descansando en un árbol y que salieron volando en dirección contraria
-¡Aahhhh!- se quejó un pequeño peli rubio sujetándose el pie mientras daba saltos para calmar el dolor.
-jimin, cariño ¿estás bien?-pregunto su madre saliendo al porche en busca de su hijo
-¿Tú qué crees?- dijo jimin enfadado ante la pregunta de su madre.
Esta se había quedado callada , apoyandose en la pared y cruzandose de brazos esperando a que su hijo terminará de hablar por qué sabía perfectamente que todavía no había terminado.
- Pues no ¿Vale?, No estoy bien, me he golpeado el maldito dedo meñique del pie, que todavía no se para que sirve y la uña se me ha metido para adentro, y ahora en vez de uña tengo la carne viva.- soltó el pequeño de manera tan rápida que tuvo que pararse para recuperar el aire que le faltaba.
Jimin miro a su madre esperando por su respuesta, que al parecer no llegaba, así que continuo
- Entonces ¿Que te parece bien o mal?- dijo jimin, pero esta vez más tranquilo
Su madre dejó de apoyarse en la pared y con un suspiro lo miro con duda
- Me parece bien- levantó las comisuras de sus labios formando una sonrisa sin despegarlos- Así no tengo que avisarte cada dos por tres que te cortes las uñas, ya mismo podrás dormir como los murciélagos- dijo su madre para después entrar dentro de la casa.
La cara de jimin se puso roja como una tomate y las mejillas hinchadas a causa del enfado que se iva aumentando en su cuerpo.
Puso las manos a la altura de sus caderas y apretó sus puños reteniendo su ira antes de que acabase arrepentido por lo que estaba apunto de decir.
- ¡¡¡Las uso para defenderme, que lo sepas!!!- le gritó a la puerta por la que acaba de entrar su madre
Su madre puso los ojos en blanco mientras se dirigía a la cocina, no era una cocina muy grande pero si era acogedora, allí había pasado el resto de su vida con su hijo, con jimin.
Recordó la vez en que jimin quería beber agua por su propia cuenta pero éste era demasiado pequeño para alcanzar una vaso, sin darse por vencido, jimin arrastró una silla con toda sus fuerzas hasta pegarla junto al fregadero donde arriba se encontraba el mueble de los vasos , con sus piernas cortas y blancas llenas de rozaduras por las veces que se había caido, se subió a la silla y alargó su mano, con cuidado abrió el mueble,
Jimin salto de alegría por lo que acababa de hacer aunque todavía le faltaba el último paso , coger el vaso de agua.Se puso de puntillas y alargó sus brazos lo más que pudo, sus dedos casi tocaban el frió cristal del vaso que estaba más cerca de su alcance. Poco a poco fue rondando el vaso hacia el filo, jimin casi lo lograba solo un poco más y lo hubiera cogido para beber agua y salir orgulloso de que ya era lo suficientemente mayor como para beber agua solo sin que ningún adulto lo ayudase.
Pero para su desgracia no salió así , llegó al punto de casi tener el vaso entre sus manos pero este se le resbaló y salió rodando hasta caer al suelo, jimin en un intento de cogerlo hizo unos movimientos demasiado bruscos que hicieron perder su equilibrio y a caer , justo encima de los cristales.Cuando su madre entro al escuchar el grito desgarrador de su hijo, nunca imaginó lo que encontraría alli.
Jimin con tan solo 4 o 5 años estaba tirado en el suelo con las piernas y brazos llenos de cortes y las manos ensangrentadas , llorando como si no hubiera un mañana, sus lágrimas mezclándose con la sangre de sus mejillas chocando con los cristales que estaban esparcidos por el suelo.
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Una aventura única junto a ti
AventureJimin tenía una vida tranquila pero demasiado aburrida, estudios, padres , responsabilidades, pero había algo que le faltaba. la amistad, la verdadera amistad. Alguien con el que reír , confiar, que le comprendiera y con el que compartir los momento...