Capítulo Único

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—¿Verdad o reto?

Preguntó JJ de inmediato que la punta de la botella que estaba en el centro se detuvo apuntando en Leo de la Iglesia.

—Huh. —El latino pensó un poco— Verdad.

JJ sonrió; Ya tenía su pregunta.

—¿Qué tan cierto es que le mirabas el trasero a nuestra compañera de pista allá en América?

Canturreo con sus labios sellados cierto Kazajo ante la tensión que se dio en ambos amigos luego de esa pregunta.

—No sé de quién hablas.

—¡Claro que si! Jeanne, la chica francesa que estuvo por casi un año entrenando junto a nosotros.

Leo rió mientras rascaba su nuca.

—De acuerdo, si es cierto, se lo miraba.

—¿Que tanto?

No chingues, eso es más de una pregunta.

—Le concedo el permiso a JJ de que lo haga. —Mencionó el único Checo de allí.

—¡Emil, Traidor!

—¡Solo responde esa! —Exigió el Canadiense.

—Uy, bien… —Resignó Leo en intentar sonar molesto, pero su sonrisa burlona lo delataba— Pues… Dos veces al día.

—¡Pervertido! —Le acusó Emil.

—Y luego dices que eres asexual.

—El que le haya visto el trasero, no significa que era por querer meterle el pene. —Se defendió el latino.

—¿Ah, no? —Altin alzó una ceja.

—No, solo me impresionaba que fuese tan… Redonda, ¡Incluso para su edad!

—No puedo creer que incluso tengas detalles. —JJ rió.

—Soy buen observador. —Dijo con orgullo.

Mientras los amigos seguían burlándose del indefenso medio mexicano, cierto chico italiano se cuestionaba el porqué demonios accedió a intentar convivir con estos mismos.

Su visita a Rusia era debido a ciertas razones, las cuales no incluían para nada a aquellos patinadores en los que estaba en esos momentos.

Bueno, solo Emil le importaba, pero no era como que lo admitiera del todo.

Luego de que su hermana le anunciara sobre su pequeña visita al país para ver a su pelirroja amiga, había ocultado sus verdaderas intenciones de ir tras ella, excusándose de que iría a visitar también a Emil, el cual se había mudado hace medio año a Rusia por su cambio de entrenador, quien no es nada más ni nada menos que Yakov Feltsman.

Ante aquella no-tan-cierta mentira, los Crispino habían descendido juntos hacia el frío clima de Rusia, yendo a sus respectivos destinos.

Bueno, no era tan mal plan en un principio. Michele realmente tenía ganas de ver al joven checo, luego de mucho tiempo sin verse ni hablar, pues Nekola aseguraba que aquel entrenador era demasiado duro e intenso en los entrenamientos, obligándose a mantenerse fijo en aquellos sin ninguna distracción, pero no podía quejarse.

Todo iba de maravilla; Emil le había enseñado ciertos lugares magníficos, y aún sin ser experto en la comida rústica, también hizo que probara platillos exquisitos.

Pero bueno, no todo era bueno en estos momentos. Ahora se encontraba en el apartamento del menor, con los otros dos patinadores que también tomaron su excusa de pasar el rato con Emil; Exceptuó a Otabek que más que ver al checo, era al chico ruso con su carácter igual al suyo a quien principalmente había venido a visitar, aunque no tardaron en unirseles a la “reunión”.

Jugada Peligrosa [EmilxMickey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora