II

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¿Acaso puede hacer eso? -Refunfuñé.

-¿El qué? -Curioseó Annie, sentándose en nuestra mesa habitual.

La cafetería estaba repleta de gente almorzando. Nuestra mesa estaba en el lado contrario a las máquinas expendedoras, para que pudiéramos tener algo más de intimidad.

-Su profesor de historia no va a impartir más clase. -Aclaró Celia.

-¿Y te quejas? -Se asombró Annie.

-Es Shay, ¿Qué esperabas? -Dijo Kylie, refiriéndose a mi.

Le di un suave codazo.

-Ella no se queja por que le ha tocado beneficencia. -Me quejé. -Yo también quería beneficencia.

-¿Y a ti que te ha tocado? -Preguntó Annie.

-El musical de Grease.

-¿Y te quejas? -Se asombró Celia. -¿No lo sabes?

-¿Que se supone que tengo que saber?

-Que el musical se va a hacer con los del instituto provincial de Thira.

Thira era la capital de Santorini, la isla en la que vivíamos. Era bastante grande y los tíos estaban de anuncio. Sin embargo, Oia era pequeño y todo el mundo se conocía.

Sí Oia iba a hacer el musical con Thira, eso significaría ir a Thira más de tres veces al mes. Y me movería de este maldito pueblo de una vez.

-Creo que le estoy cogiendo el gustillo a esto del musical. -Sonreí.

-Como para no. -Rió Annie.

Suponiendo que tenía historia cuatro veces a la semana, tendría que ir a Thira demasiadas veces a ensayar.

A no ser que ellos vinieran aquí.

Sacudí la cabeza. Era prácticamente imposible. Lo único bonito que tenía Oia eran las puestas de sol, pero siempre había tanto gentío que casi era imposible disfrutarlas.
Terminé de comerme las patatas fritas que tenía como almuerzo.

-¿Qué clase os toca ahora? -Pregunté.
-A mi Castellano. -Pronunció Kylie.
-Y a nosotras biología. -Respondió Annie, incluyendo a Celia en la respuesta. -¿Tu?
-Yo me voy a casa. Me han convalidado música y educación física.
-¿Por el conservatorio? -Curioseó Celia.

Asentí.
Cuando empecé a tocar el violoncello pensé que no duraría ni medio año. Y ya llevo ocho. Y nunca he llegado a pensar en dejarlo. No me agobia. Siento que es una de las cosas que me liberan, que podría pasar horas haciendo. Y no soy una persona que sea constante, con nada; por eso todavía sigo sorprendida de mí misma.

Salí por la puerta del instituto con el violoncello colgado del hombro. El verano se acercaba, y la primavera podía olerse hasta por los rincones más recónditos de Oia.

El pequeño conservatorio en el que impartía clases parecía mas acogedor para mi que para cualquier otra persona. Las paredes insonorizadas eran mi entorno de relajación, junto a la mesa de la cabina 11, a la que siempre acudía.
No había mucha gente partidaria de tocar un instrumento en Oia, y menos el cello. Aun así, esa cabina era mi lugar preferido de toda la isla.

Me senté en la silla y coloqué el cello de pie junto a mi, para poder empezar a tocarlo. Cuando coloqué la partitura de El Valse D'Amelie en el atril, el mundo desapareció, en silencio. Solo rocé las cuerdas con la yema de los dedos, como hacia siempre antes de empezar a tocar; y ya estaba inmersa en las notas de la partitura.

Pero la alarma de mi movil me sacó de mi acústica nube, como siempre.

Volví hacia mi casa pensando en cómo narices se realizaría el musical. Aunque, mientras fuera con los chicos de Thira, tooooodo saldría genial. absolutamente todo. 

Mi hermano Troy cruzó la entrada tan pronto como cerré la puerta tras de mi. Llevaba una manzana bastante apetecible en la mano, y se disponía a darle un mordisco. Él estudiaba en una de las universidades de Thira, y venía a Oia tantas veces como le permitían sus estudios de ingeniería informática. En casa hacía calor, por lo que sólo llevaba puestos sus Levis, dejando así su torso a la vista. Su perfecto torso a la vista. Su pelo negro estaba algo largo y ondulado, descuidado. Estaba segura de que ese era el detalle que mantenía a Celia enamorada de él desde los 11 años. O ese, o sus rasgados ojos avellana. O sus largas pestañas. O su tostada piel. 

Suspiré y dejé la mochila apoyada en la pared de la entrada, junto al vilonchelo.

Troy era perfecto: Atractivo, listo y además, poseía un envidiable sentido del humor.

-¿Qué tal el día hermanita? -Preguntó, ofreciéndome la manzana que llevaba en la mano. 

Y encima, era agradable. No había nada por lo que odioarle, más que por pura envidia. Y una perte de mi, le envidiaba cariñosamente. 

-Aburrido, como siempre. 

-Venga ya, -Sonrió, mostrando su perfecta dentadura. - Ha tenido que haber algo nuevo que puedas contarme. 

Me encogí de hombros y le invité con la mano a sentarnos en el sofá del salón, mientras mordía la manzana. 

-Bueno, al profesor de historia se le ha ido la pinza definitivamente, y quiere que la mitad de la clase haga un musical de Grease y la otra mitad ayude en la benenficencia. 

-No me lo digas, -interrumpió.- Te ha tocado hacer el musical.

-Ajá. 

-Claro... -Susurró. -Por eso en Thira hablaban de venir aquí unos meses. 

-¿Qué? -Me quejé. -¿Vienen aquí? ¿No sería más lógico que fuéramos allí?

-No, por que la iniciativa no es de tu profesor de historia, Shay. Si no del instituto de Thira. -Volví a morder la manzana, con el ceño funcido. -También he oído que se van a quedar en casas de acogida.

-Vaya. -Resoplé -Los chicos de Thira están muy buenos, pero a las chicas no hay quien las aguante. 

-¡Ya estoy en casa! -Gritó mi madre, entrando por la puerta. -Shay, ¿Cuántas veces te he dicho que no dejes tus cosas en la entrada? 

-¡Lo siento! 

-Da lo mismo, tengo una buena noticia. -Se colocó enfrente del sofá y cogió aire. -El otro día llegó una carta en la que pedían voluntarios para acoger a estudiantes de Thira que estarían aquí unos meses debido a un proyecto.

Miré a Troy.

-No... -Susurré.

-Y, ¿A qué no sabéis qué? -Sonrió. -¡He ido a la dirección de vuestro instituto y nos han asignado a un alumo para que esté con nosotros unos meses! 

-Ay la madre. -Musité, llevandome la mano a la cara. -¿Voy a tener que soportar a una chica repipi de Thira en mi propia casa unos meses? 

La primera vez que mi madre tenía una iniciativa solidaria, y tenía que incluír convivir con una chica probablemente insoportable. Yupi.

-En realidaad no -Corrigió mi madre. -El alumno se llama Ethan Pride, a si que intuyo que será un chico. 

Una parte de mi sonrió por dentro. Un chico de Thira, en mi casa

-¿Pride? -Quiso saber Troy. Mi madre asintió. -Los Pride no son de los que peor fama tienen en Thira. De todas formas, ¿Lo lógico no sería que viniera una chica? 

-Eso pregunté yo -Respondió mi madre.- Pero se ve que todas las chicas ya tenían familia asignada.

-Mejor. -Añadí.

Troy me miró de reojo. Sabía que mi madre era demasiado inocente como para imaginarse lo que estaba pensando. 

Aun así, sonreí por dentro y recogí mis cosas de la entrada. 

-¿Cuando vienen? -Pregunté, mientras subía por las escaleras.

-Este fin de semana. -Aclaró mi madre.

Aceleré el paso. Si quería que mi habitación estuviera decente para cuando llegaran, debía darme prisa, ya que estaba dudando de que color era la moqueta del suelo de mi cuarto, después de llevar tanto tiempo cubierta por ropa y deberes.

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2015 ⏰

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