El sonido de los dientes castañeando era todo lo que se podía percibir en las cuatro paredes de la diminuta mazmorra. El olor a humedad casi era insoportable, entre su nublada visión solo alcanzaba a ver sus manos demasiado pálidas frotando con esmero en sus rodillas para conseguir algo de calor.
No supo cuánto tiempo ha estado de esa manera, recuerda a Yeri lanzado su cuerpo frágil en aquel calabozo, a pesar de sus suplicas e interminables disculpas y promesas de que no volvería a pasar de nuevo, ella no quiso escucharle; lo dejó ahí y se fue. Después de unas horas -lo que pareció una eternidad para el caballero-, uno de sus compañeros le entregó un plato de comida, sé lo que están pensando, él pudo ayudarle... Pero no lo hizo. No probó bocado en ningún momento, el hambre no llegaba a él, estaba demasiado dolido y alterado, los recuerdos no paraban de dar vueltas en su mente, sentía vivir el momento una y otra vez, cada roce, cada caricia, cada beso; su piel se erizaba de solo pensarlo.
Un pequeño espejo sucio y roto colgando en la pared le devolvía la mirada, lagrimas ya secas adornaban sus mejillas, gotas de liquido carmesí caían de su nariz aterrizando en la cerámica del desgastado lavamanos, llevó su mano hasta la zona para tratar de detener el fluido. El caballero Jin padecía de una enfermedad, la hemofilia, provoca que la sangre no coagule normalmente; por tal motivo situaciones como esta no eran demasiado extrañas.
Volvió a la que pequeña cama de hierro apenas recubierta con unas delgadas sabanas blancas, ahora amarillentas, una almohada igualmente delgada que apenas y podía llamarle así. Recostó su cuerpo en ella, cerró los ojos y trató de conciliar el sueño. – Sí hay un Dios...- Hipó reteniendo el llanto – Ruego a cualquier santidad para que me ayudé a a sobre llevar esto, que me ayude a salir de aquí para ir al lado de mi amado, para poder verle una última vez... Por una última vez yo se os ruego... -Perdido en la inconsciencia dejó de balbucear palabras al aire para caer dormido una vez más.
A la mañana siguiente los rumores no se hicieron esperar; estaban a la orden del día. Unos decían que el príncipe había seducido al caballero humano para llevarlo hasta sus aposentos y de esta manera meterlo en problemas, otros más cuchicheaban a cerca de que el guardián real había querido atracar al príncipe y por esta razón entró hasta su habitación sin consentimiento previo, agradecían al cielo que una guardiana de verdad había intervenido para salvar al señorito Jeon de las garras de ese despiadado humano.
Esta historia, desgraciadamente llegó hasta los oídos de la realeza, que alarmados acudieron hasta la habitación del príncipe para asegurarse de que estaba en perfecto estado.
Jeongguk dormía plácidamente entre las sabanas de seda que se enredaban en sus extremidades, su torso desnudo era iluminado ligeramente por los rayos de sol que entraban desde la ventana de entre las cortinas, la respiración calmada hacía a su pecho subir y bajar de manera hipnotizaste. Un fuerte estruendo le hizo sobresaltar y despertar de manera inmediata, apartó las mantas y se levantó tomando una bata que colgaba de la cabecera de la cama, mientras ataba los lazos en su cintura avanzó unos cuantos pasos hasta tropezar con una roca en el suelo que al parecer había impactado con la madera de la cama y provocado el estruendo, haciéndole despertar. Se agachó para recoger la roca que al parecer tenía una nota atada, no pudo leer ni tres pablaras, su puerta había sido azotada con brutalidad dando paso a sus padres y a los dueños del castillo donde se hospedaban para la celebración.
- Cariño - Mi madre acunó mi rostro entre sus manos examinándome en busca de algún daño, mi padre a su lado arrebató el objeto de mis manos y leyó en voz alta para que todos pudiéramos estar enterados. – "Pagareis por el encierro de nuestro caballero, su príncipe no se saldrá con la suya, sí no lo devolvéis habrá guerra." Nadie firma- Sentenció mi padre.
- ¿Qué haréis? Esos humanos no pueden esperar que después de hablarnos con tanta falta de respeto no les ocurra nada- Mi madre se dirigió con tono alarmado hasta el rey y la reina gobernantes aquí.
- Lo arreglaremos- Dijo con aire calado la reina Kim Chung Ha. – Vístete, querido, desayuna junto a tu familia y preparaos para volver a vuestro castillo, de nuestro pueblo hemos de encargarnos el rey y yo- Sin más dio media vuelta y desapareció del dormitorio al igual que su marido que la seguía de cerca. Mis padres se fueron al tiempo después, corrí a darme una ducha rápida, al salir me vestí de forma casal de manera que no llamara mucho la atención, iría a rescatar a mi caballero y aclarar todo este malentendió.
Sí tenía que arriesgar mi vida en el acto para salvar a Seok Jin lo haría. Estaba dispuesto a todo por verle una última vez.
Es muy corto, lo sé y lo lamento unu. Quiero su opinion para saber sí hago una pelea o lo dejó todo con aor y paz xd diganme que les gustaría
¡Estoy viva! Estoy muy apenada por no actualizar en tanto tiempo, pero es que la inspiración no llegaba a mí, muchas veces tuve ideas para continuar esta historia pero no las escribía y terminaba perdiendo la idea.
Tengo que aclarar también, probablemente no les guste el hecho de que se hayan enamorado tan pronto, pero por el tiempo el que está ambientada esta historia creo que las cosas eran así ¿Comprenden? Igual no pienso hacerla muy larga, no creo que llegué a os 10 capítulos jaja
Espero mañana actualizar nuevamente y terminarla de una vez.
ME HACE MUY FELIZ Y ME DA MUCHA ILUSION CUANTA ACEPTACION HA TENIDO MI HISTORIA, LES AGRADECERÍA SI ME AYUDARAN COPARTIENDO Y RECOMENDANDO PARA HACER ESTO MÁS GRANDE.
Les amo mucho y perdónenme por ser tan desconsiderada. Aquí una foto de la reina uwu
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𝐌𝐲 𝐁𝐞𝐚𝐮𝐭𝐲 𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧 / 𝐤𝐨𝐨𝐤𝐣𝐢𝐧
FanfictionÉl es un noble caballero y su amor prohibido un hermoso príncipe... Pero uno es un demonio sediento de sangre y el otro un humano de familia estricta... ¿Será su amor lo suficientemente grande para soportar todo el peso que conlleve su unión? - Koo...