Hoy es el gran día.

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Amanecía en la hermosa ciudad cosmopolita de la Ciudad de México, el sonido de los automóviles en movimiento, el murmullo de la gente en la calle y un silencio de paz dentro del cuarto, adornado de inconmovibles recuerdos del ayer, vestigios del tiempo de mi vida.

Unos rayos de sol atravesaban el claro cristal del balcón, las cortinas azules turquesas brillaban y saludaban adentro de mi aposento como alago a la belleza.

Hoy es el gran día, hoy es mi primer día de trabajo, no lo puedo creer, he conseguido entrar a la empresa se mis sueños, hoy todo era armonía, que tocaba su dulce melodía que tornaba las cosas en algo irremediablemente perfecto, me levanté de mi cama, me mire al espejo y mire a un chico que desafiaba sus propios miedos, pero que igual veía el ayer con dolor.

Como lo mencioné mi primer día de trabajo en la empresa de mis sueños, tenía poco de haberme mudado de provincia a la Ciudad de México, conocía lo básico de ese corazón de ciudad, el poco tiempo que he estado aquí ha sido agridulce, el haberme mudado de mi ciudad de origen a esta representaba muchas cosas, pero quizá la más desgarradora era para superar la muertes de mis padres, mi familia paterna creía conveniente tomar otros aires, al principio la idea no congeniaba conmigo, pero no me quedaba otra opción, no tenía familia en provincia y yo sólo no podía asumir todos los gastos generados de la defunción de mis padres, así que debido a las circunstancias,  accedí a mis tíos les parecía estupendo y a mí me tocaba fingir alegría genuina.

Cinco meses después había logrado superar todo aquellos amargos recuerdos de cómo habían fallecidos mis padres, ahora estaba sólo, sin mis mejores amigos, alejarme de mi familia paterna no fue fácil, me ofrecieron todo casa, comida, una familia, pero no me sentía pleno, no podía desenvolverme, no me había costado sacrificio y no sentía que fuera justo que ellos me amaran de una forma a la que no respondía de igual manera, no es que no los amara  al contrario pero no me sentía satisfecho de esa forma, así que comencé a comercializar con indumentaria y poco tiempo  pude independizarme, me mude a mi propio departamento. Y semanas después busqué trabajo en “Mk comercio” y me aceptaron, no sé cómo logré quedar, era mucha gente que quería entrar, hasta llegué a pensar durante la entrevista que era el menos preparado, pero creo que no fue así, además sentía que buscarían a alguien que en su curriculum tuviera mucha expericia .

Regresando a la médula del asunto, se me hacía un poco tarde, no sabía que ponerme para ir hoy en mi primer día, no quería ir vestido como esas personas que aparecieran que van a fiestas, pero tampoco en una mala presentación, así que elegí lo de siempre jeans de mezclilla, playera tipo polo blanca y unos toms color rojo y una chaqueta color negra. Para llegar al trabajo tengo que cruzar casi media ciudad y el tráfico es insoportable, pero hoy todo me parecía el cielo, llegué justo a tiempo, en el área de recepción me esperaba la jefa de recursos humanos para llevarme  a mi lugar de  trabajo, durante el trayecto me explicó un poco de la historia de la empresa (cosa que no era necesario ya la conocía), en qué consistía mi trabajo y quien era mi jefe, para describir a Jessica no es nada difícil, una señorita de quizá 30 años, alta, delgada, cabello castaño, una típica ejecutiva, me pareció agradable y me dejo enfrente de la oficina del jefe de área de comercio, el Licenciado Marco Fabricio Palacios Mota, un señor de 40 años al parecer de primera vista, poco cabello, algo estresado, moreno, con una barriga algo resaltable y de estatura media.

Entré con cautela siempre me gusta tratar a las personas por primera vez sin mucha relevancia o  con gran interés  que haga que parezca urgido por hablar.

-Buenos días Licenciado Palacios, yo soy . . .

De inmediato  me vi interrumpido como un rayo que sale del cielo y cae a la tierra a una velocidad impresionante.

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⏰ Última actualización: Aug 29, 2014 ⏰

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