Prisionera

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Se encontraba de pie en medio de ese pequeño y oscuro cuarto, con la soga ceñida en su cintura aprisionando sus manos. Estaba asustada, doblemente asustada. Ya había sentido miedo dos veces anteriores, pero esta clase de miedo lo superaba con creces. La adrenalina que emanaba de ella se reflejó en su cuerpo tenso y su garganta seca.
Sus sentidos se alertaron en cuanto escuchó el eco de unas pisadas que se acercaban a su prisión.

La pesada puerta de metal dejó escapar un chirrido que le pareció ensordecedor. Sin quererlo sonrió con ironía. Siempre pensó que sería devorada por algún titán, pero al parecer quien deseaba devorarla era Eren con su malparida facción.

¿Qué fue lo que hicieron mal para que llegaran a ese punto? Quizá nunca debieron contar con Eren, quizá nunca debieron salvarlo, quizá nunca debieron forzarlo a ser la esperanza de la humanidad, quizá nunca debieron conocerlo, o mejor aún, quizá Eren nunca debió nacer.

Pero lo hecho estaba hecho, y ahora debían afrontar las consecuencias.

Su respiración se agitó con cada paso que escuchaba, la escasa iluminación no le permitía observar a quien había entrado al lugar mientras este cerraba la puerta tras de sí.

-Hange, ¿cómo estás?

No, no era Eren.

-¿Floch?

-El mismo. ¿Ahora sí ya me dirás dónde están el capitán Levi y Zeke?

-¿Qué te hace creer que lo sé? -Hange trató de ocultar esa preciosa información.

-Por favor mujer, no soy tonto. Y más te vale que me lo digas cuanto antes, Eren no quiere esperar más.

-Dile a Eren que, si no quiere esperar, que él mismo vaya a buscar lo que tanto necesita.

Floch chasqueó la lengua contra sus dientes.

-No agotes mi paciencia.

Los pasos le indicaban que aún no estaba cerca de ella, de pronto la luz se encendió haciendo que entrecerrara el ojo.

-¿Qué parte de que no sé dónde está Zeke no entiendes?

-¿Crees que soy estúpido? ¿Eso crees? -Floch, molesto, con una sola mano estrechó las mejillas de Hange, entreabriendo los labios de ella.

Hange negó con la cabeza.

-Entonces habla de una vez, comandante -le soltó las mejillas para después darle una leve bofetada.

Hange enderezó el rostro y miró a Floch directo a los ojos.
-No te lo diré porque no lo sé. Si me lo hubieses preguntado antes, quizá te lo hubiese dicho después de una sesión de tortura.

-Así que te crees valiente, ¿eh? Vaya, con razón Eren es flexible contigo.

-¿Qué? -Hange mostró una mueca de desagrado- ¿Qué estupideces estás diciendo?

-Pero yo no, yo no soy como él, voy a hacer que hables así sea lo último que haga. Y de ser necesario te torturaré hasta que te den ganas de hablar.

-Floch, tratas de intimidarme, ¿tú a mí? Por favor, no me hagas reír -Hange río socarrona.

-Solo espera y verás.

-Eres un niño, no puedes enseñarme nada a mí sobre tortura cuando yo ya sé lo que se siente hacerlo. Es más, no creo que sepas el significado de esa palabra.

-¿Ah no? Eso ya lo veremos.

-Pequeño Floch, espero que disfrutes con lo que vas a hacer.

-Hange, dime, ¿qué es lo más importante para ti?

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