— ...Kathy...
El mundo de los sueños comenzó a temblar, pasando a los destellos de luz que se veían a través de mis párpados que se entreabren luego de un largo sueño.
— Kathy, despierta que se te hace tarde. —Es la voz de mi madre quien me llama.
Después siento como abandona mi cuarto.
Algo somnolienta busco mi teléfono a tientas; la luz de la pantalla hace que cierre un poco los ojos.« ¿Desde cuándo puede alcanzar el doscientos uno por ciertos de brillo? »
— ...Cinco y cincuenta y cuatro... —Doy un bostezo, sentándome en la cama... ¿Espera? ¿Qué hora era?— ¡Son las seis y cincuenta y cuatro! Maldita-sea, el primera día y voy a llegar tarde.
Levantarme tarde no era una opción para mi, claro que no. La preparatoria queda considerablemente -por no decir 'muy'- lejos de donde vivo.
Dejando el sueño de lado me apresuro a bañarme lo más rápido que puedo, y cuando es hora de vestirme escojo lo primero que alcanzan mis manos: un short entallado negro y una blusa blanca de tirantes. Le añado algo de crema a mi cuerpo y me calzo unas sandalias plateadas.
Me miro al espejo.
Con algo de agua remojo mi negro cabello ondulado y lo recojo en una coleta alta; de esta forma mi cabello queda a media espalda, siendo que suelto llega hasta más abajo.
Reparo mi cuerpo. Mi metro sesenta y ocho me hace ser más alta que el promedio, mi piel es blanca, algo bronceada; mis pómulos son muy grandes para mi gusto, y mis ojos son ovalados, de un insípido color chocolate oscuro.
Trato de acomodar mi blusa para que mi busto no se marque demasiado, algo inútil porque es bastante grande.
Suspiro. Un juego muy cruel del destino, ¿por qué? Porque mientras tengo un busto grande, y unas piernas supuestamente atractivas, mis nalgas son...
¿Cómo decirlo?
¿Alguna vez han visto una tabla? Ya se imaginarán como soy.
Me miro a los ojos y me repito que sí soy bonita, no consiguiendo mucho para subir mi autoestima. Decido no pensar en ello. Tomo mi bolso, revisando que todo esté allí y salgo de mi habitación.
¿Y el maquillaje? Pues no, no gusto de él, prefiero ser yo al natural.
Luego de desayunar cualquier cosa con huevo, despedirme de mi madre, mi hermano y Luna, salgo a la calle para pedir una moto que me lleve hasta mi destino. Ignoro con una mueca cuando el moto-taxista insinúa que soy atractiva, es algo que ni yo misma me creo.
Cuando llego al instituto camino por sus pasillos, atenta a cualquier cosa y consciente de las miradas que recibo.
Odio esto.
Busco en la planilla el numero de aula a la que debo ir. Por suerte no hago el vergonzoso acto de perderme. Al llegar aula corro con la otra suerte de que el profesor no ha llegado.
« Pues claro, aún no tocan el timbre » Recuerdo. « Y yo matándome porque "ya era tarde" »
Típico de mamás: le pides que te levanten a las siete y lo hacen a las seis gritando que son las ocho.
Fijo mi vista en el asiento perfecto para mi: En la parte de atrás, cerca de un abanico y junto a la pared. Esos son mis gustos.
Cuando lo tomo muchos alumnos fijan su vista en mi, cosa que me pone nerviosa.
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AMOR & PREJUICIOS
Teen FictionKatherine es una adolescente de dieciséis años, muy típica para quien la viese. Es introvertida, reservada, algo asocial y caracterizada por no tener muchos amigos. A pesar de su actitud, resalta entre los otros jóvenes por su actitud rara, poco nor...