2. JUNTOS SUCUMBAMOS, HASTA VER A LUCIFER

591 59 74
                                    


Las agujas del reloj eran iluminadas por un halo de luz que entraba a través de la ventana, incesantes, avanzaban con un tick tack que marchaba hacia el infinito del tiempo sin pretender dar marcha atrás.

Mikasa miraba fijamente el reloj que se encontraba en la pared frente a su cama, se hallaba envuelta en un abismo de pensamientos vacíos, contando los segundos de forma regresiva; uno más, y la alarma sonó al tiempo que ella contaba los sesenta segundos exactos <<5:00 am>>

Después de divagar en la oscuridad de su habitación decidió salir de su cama y con pocas ganas se dirigió al cuarto de baño, el cual se encontraba justo a la mitad del pasillo. Una vez dentro, giró la llave de la tina y mientras se llenaba, se despojó de su ropa y la coloco en el cesto correspondiente. Cuando estuvo lista se apresuró a entrar, el agua estaba cálida y le brindo una sensación agradable al tacto, buscando alguna forma de reconfortarse se recostó, dejando que el agua le cubriera hasta el mentón.

<< ¿Por qué trata de conquistarme siempre de esa forma tan disfuncional?>> –pensó mientras recostaba su cabeza hacia atrás y dejaba la vista fija en una pequeña araña que siempre aparecía en el techo del cuarto por las mañanas

<<Tal vez debería de hablar con él...>>

Lentamente cerró ambos ojos y sin más se hundió dentro del agua, la sensación cálida que cubrió su rostro hizo despertar en ella la misma sensación ardorosa que sintió cuando Jean le dio ese beso, de inmediato pudo sentir como sus mejillas se calentaban y su corazón comenzaba a palpitar más rápido. Avergonzada decidió terminar el baño con prontitud.

Una vez fuera, se dirigió al lavabo y mientras cepillaba descuidadamente sus dientes apenas se atrevía a verse a sí misma a los ojos a través del espejo << ¿Por qué no puedo ser honesta conmigo misma?>> –Cavilo Mikasa cuando, de pronto, sus ojos se posaron en algo que estaba completamente fuera de lugar: ¡tenía un enorme chupetón en el cuello!.

Inmediatamente dio un salto hacia atrás golpeándose con el sujetador de las toallas y lastimándose el hombro de paso

<< ¡Maldita sea contigo, Jean!>> << ¡Te odio!>>


***

Eran aproximadamente las ocho de mañana, y la estación de autobuses de la preparatoria se hallaba repleta de estudiantes ruidosos.

Jean estaba de pie junto al entusiasta de Marco, quien se encontraba sentado en el bordillo de una jardinera, sostenía un par de guías forestales bajo el brazo y no paraba de brindarle datos "relevantes" a Jean, que por enésima vez buscaba entre la multitud a su diosa ctónica.

– ¿Sabías que la reserva de bosqueviejo es una de las más importantes en todo el distrito de María? Dice que existe una amplia variedad de fauna y flora –

–Ajá...–

–Según lo que investigué, se cree que en ese bosque habita una especie de simio gigante, aunque son rumores que no tienen ningún tipo de fundamento científico; aun así, hay muchos lugareños que afirman que la mítica bestia es real...

–Sí, ajá...–

– Los rumores dicen que esa cosa es gigantesca y que tiene una gran barriga en la que no tiene pelo ¿Qué grotesco no crees? –

–Sí, ajá... –

Marco volvió a ver a Jean con molestia y lo encontró en una tarea que en definitiva, no era escucharlo a él.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 18, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hermosa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora