Capítulo 9:

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—No, no, no. Muchas gracias igual. Pero me da miedo ir ahí atrás. Imagina si me caigo —dijo sin dejar de mirar la moto. Revoleé los ojos y me estiré un poco para tomarla de la cintura y acercarla a la moto —Oye, ¿Qué haces?

—Te subo —le dije.

La senté delante de mí.

—No, no me parece correcto esto y..–la interrumpí.

—Átate el cabello, por favor —le dije.

Soltó un pequeño suspiró y buscó dentro de su bolso una gomita. Se ató el cabello hacia un costado. Su oreja derecha quedó al descubierto para mí.

—Listo —dijo.

—Ahora voy a pedirte por favor que te acomodes bien. Y que pongas tus manos ahí —le dije y le señalé el pequeño agarra manos que estaba delante de ella.

Se sentó rígidamente derecha. Sonreí y me acerqué más a ella para pegar su espalda a mi pecho. La sentí saltar levemente.

—¿Hace falta tanto contacto?

—¿Quieres caerte? —pregunté.

—No —dijo.

—Entonces, si —contesté. Mi boca quedó perfectamente al lado de su oído. Su exquisito perfume entró por mis fosas nasales y rápidamente llenó mis pulmones —Ahora dime, a donde tenemos que ir —susurré mis palabras, ya que la tenía cerca.

Vi como la piel de su nuca se erizaba. Y sonreí al saber que podía provocar eso a ella con solo hablarle bajito y profundo. Bajé mi mirada a la posición de sus piernas alrededor de la moto. Ojala yo fuera esa moto, y ella estuviera así encima de mí. Sus manos sobre mi pecho, mientras se movía sensualmente sobre mí. Tragué saliva ante el pensamiento, era algo que no podía evitar y me estaba torturando.

—Primero a mi casa, tengo que buscar las cosas allí. Pero después no hace falta que me lleves a lo de mi madre, puedo tomarme un taxi —dijo.

—Tranquila, no tengo nada mejor que hacer —dije, me puse los anteojos y arranqué.

Ella se tenso, agarrándose más fuerte del agarra manos. Me dijo la dirección y asentí al conocer las calles. Quedaba bastante cerca de la oficina de papá. Trate de no ir tan rápido, ella iba a volverse loca si lo hacia.

—¿Estas bien? —le pregunté. Ella giró su cabeza y me miró de costado. Sonrió levemente.

—En el mejor momento de mi vida —dijo irónica. Sonreí por lo bajo.

—¿Quieres manejar?

—No —contestó rápidamente. Reí divertido y tomé sus manos, cuando estábamos parados en el semáforo —¡No Ian, no quiero!

—Shhh, tranquila cariño. No voy a soltarte. Solo quiero que sientas la adrenalina.

—Suficiente adrenalina tengo aquí adelante.

—Vamos, prometo que será divertido —le dije. Me miró de nuevo.

—Si me viera la abuela creo que le daría un infarto —dijo con algo de preocupación.

Reí por lo bajo. Puso sus manos en las manijas. Las miré bien, sus manos eran pequeñas y sus dedos delgados.

Sus uñas bien formadas y pintadas de negro, algunos de sus dedos tenían anillos. Puse mis manos sobre las de ella cubriéndolas completamente.

—¿Y ahora que? —preguntó ella nerviosa.

—Y ahora, déjame a mí cariño.

Reí divertido cuando frenamos frente a su casa. Ella soltó rápidamente las manijas y haciendo que yo me alejara de ella, se bajó.

Obsesión (Ian Somerhalder y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora