Me encuentro bajo el no tan protector techó de la parada de transportes, esperando el momento en el que mi zona de confort llegue a su fin.
Salí de la escuela hace unos minutos y me apresure a no perder el colectivo que pasa a las 12:45 por la estación.Para llegar a la floreria de mi abuela no hay que hacer un largo viaje, son unas siete cuadras desde el colegió que podría caminar tranquilamente al conocer el lugar, pero la vagues que traigo pegada a mi cuerpo por causa de la irritante escuela y las pocas ganas que tengo de ir no me ayudan en lo absoluto.
Mi mamá y mi abuela Nancy —o como le decía yo de chiquita "Cicy"— habían acordado mis horarios por teléfono, atendería la floreria de Lunes a Viernes de las 13:00 hasta las 18:00 de la tarde, y debes en cuando los sábados por la mañana.
No crean que porque estoy aceptando la orden de mi mamá signifique que estoy feliz de trabajar obligada, es todo lo contrario, en este momento es mi sentido de responsabilidad el que me sostiene.Desde que mi mamá tomo esta decisión estuve tratando de convencerla de lo contrario. Pero por mas llantos, suplicas y algunos sobornos que le ofrecí —como lavar los platos o dejar de ver mas de dos series por día— ninguno dio resultado, más que aumentar la poca paciencia que me tiene. Solo quiero aclarar que desperdicié mas de dos litros de lágrimas que me podrían haber servido para verme de nuevo la película Desde mi cielo.
Pueden pensar que soy una vaga al quejarme por esto y que no me importa para nada la economía de mi casa, solo diré algo: "Capricho" si, como lo dije. La idea de que trabaje no es exactamente por la falta de dinero, sino el capricho de mi mamá de acabar con mi comodidad y que la relación entre Cicy y yo mejore.
No veo a mi abuela desde que tengo ocho años, o mejor dicho desde que mi papá decidió tomar vuelo y aterrizar en otro lado. —no quiero hablar mucho de ese tema— en ese momento quise cortar todo lazo que incluya a ese hombre por el resto de mi vida, pero mi abuela no tenia la culpa de lo que había pasado.
Y bueno aquí me ven esperando el momento para unirme al mundo de los adultos, obligadamente.Doy un pequeño salto y lanzo un grito ahogado al sentir de repente mi celular vibrar en uno de mis bolsillos. Miro mis costados y por suerte no hay nadie para ver lo fácil que es asustarme. Prendo mi celular y veo un mensaje.
Mamá: Seguramente ya estarás yendo a la floreria, acordate de ser amable y respetuosa, habla con tu abuela y Jazmín, no andes con cara larga. Te amo.
Como detesto que luego de retarme o darme una orden agregue un "te amo" a la oración, me suena a ser falsa, o te haces la mala o sos buena, una de dos mamá.
El freno brusco y el sonido de la puerta del colectivo abriéndose hizo que vuelva a asustarme y guarde mi celular por impulso. Bastante gente salio del interior, empujándose uno contra otro y saliendo lo mas rápido posible para poder seguir su camino, como un ganado de animales cuando el dueño les abre la puerta de su corral.
La gente que había descendido del colectivo desapareció en menos de un instante, dejándome a mi frente a frente con el destinó. Empecé a caminar lentamente hacia la puerta, sabia que mi vida tomaría un giro de 180° al solo subir en ese vehículo, mi vida social, mi comodidad, mis series, todo se iría de pique a la mismísima mierda en cuestión de segundos.
—Nena, ¿vas a subir?— me pregunto con molestia el chofer.
Yo lo mire y volví a ver la puerta, cerré mis ojos con fuerza y subí de golpe al colectivo, la puerta enseguida se cerro detrás mio y sentí el mismo terror que siente un prisionero en el momento de entrar en su celda.
Que mundo cruel.
Le mostré al chofer la credencial de estudiante y me hizo un gesto con la cabeza para que pasara. No había mucha gente ocupando asientos, pero de todas maneras no me senté. Me recuesto en un lugar vacío mientras soltaba un largo suspiro refregando mi cara al escuchar el parloteo que causaban las pocas personas que hay, y enseguida vino a mi mente lo que me dijeron mis amigos hace unas horas.
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Malditas flores
Teen FictionJazmín es una joven de 17 años que es obligada a entrar en el ámbito laboral por cruzar el limite de su internet. Todos los días luego de sus clases se dirige a la floreria de su abuela ubicada en el centro de Capital Federal. Pensó que seria la mis...