¿Qué viene ahora?

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Han pasado 5 años, a las dos semanas la sensación de vacío se hizo más pequeña y me fui acostumbrando, intentaba recordarlo todos los días y así, no olvidarme de esas sensaciones ni sentimientos.

Os voy a contar un secreto de cómo se supera algo así: No se supera, te mientes a ti misma pensando que estás bien, que todo fue un sueño y algo absurdo, te miras al espejo sonríes y esperas que nadie note que lo que más te ha dolido en mucho tiempo a sido perder a alguien en un estúpido e infantil sueño. Bajas las escaleras o sales de tu cuarto y te convences de que va a ser un gran día pero sabes que no eres la misma ni te sientes igual.

Ahora mismo creo que lo tengo más superado, casi nunca pienso en ello y estoy en la universidad. Con respecto a mi vida amorosa no hay mucho que comentar, tuve un par de relaciones que no funcionaron porque creo que les asustaba mi sinceridad y, siendo sensata creo que tampoco me molestó demasiado porque sigo esperando encontrar a Lynkon por algún lado, en una mirada furtiva en el metro, en una fiesta, en la universidad... Tengo la mala costumbre de mirar a todo aquel con el que me cruzo para saber si por casualidad me choco con él en la calle por muy penoso u obsesivo que parezca. La verdad es que ninguna de esas relaciones tuvo mucha importancia para mí porque sigo con un vacío importante en mi pecho, esto no quiere decir que no quisiera a los chicos con los que estuve, solo significa que mientras estaba con ellos una parte de mí seguía y sigue amando a un recuerdo que ni siquiera lo es.

Esta mañana me he levantado optimista y creo que va a ser un gran día, por primera vez en años lo digo en serio. Hoy no me voy a fijar en nada ni en nadie, me pondré mis auriculares, iré a la universidad, terminaré el último examen del trimestre, volveré al metro y me iré a mi piso a hacer la maleta para volver a casa mañana por la tarde. Todo planeado, ¿qué podría salir mal?

_8am_ Ya estoy en la estación de metro, tengo los apuntes en la mano y llevo los cascos puestos para que nadie me distraiga mientras repaso para mi examen de hoy. Es el último y lo voy a bordar.

_11am_ Ya estoy en la universidad y llevo repasando un buen rato, tanto mis amigos como yo estamos más que preparados para este examen.

_1pm_ Acabo de terminar el examen y me ha quedado genial, seguro que tengo buena nota y ya me puedo ir tranquilamente a casa. Estoy de camino a la estación de metro, no me lo creo, ¡¡libertad por fin!!

Estoy en la parda correcta a la hora correcta , de pie arreglando mis apuntes mientras escucho algo de música y ya saboreo el cocido que me voy a comer cuando llegue a casa mañana por la tarde... todo va según lo planeado. Me levanto porque se acerca el metro y miro a ambos lados de la vía para asegurarme de que no hay nada extraño (maldita costumbre) paseo la mirada por los pasajeros que se van a subir al mismo tren y mis ojos se cruzan con los de un chico, unos ojos color miel que he sido incapaz de olvidar en 5 años, se me acelera el pulso y el metro llega. Él parecía estar hablando con sus amigos pero parece que ambos nos hemos congelado en el tiempo. La gente comienza a entrar en el metro pero nosotros nos quedamos quietos, casi parece que los dos tengamos miedo de que si dejamos de mirarnos el otro desaparecerá como un espejismo. Respiro hondo y los latidos de mi corazón se normalizan, pero dura poco porque él se acerca a mí sin apartar la mirada y hacia¡e do caso omiso de las personas con las que estaba hablando justo antes, la multitud le impide avanzar; y yo, cobarde de mí y sin ganas de afrontar otro sueño, me meto en el metro con la esperanza de que todo va a terminar y pensando aun que me lo he inventado todo. Se me parte el alma en dos mitades y cierro los ojos, todo está negro ahora, ya no me voy a cruzar con esos ojos color miel, estoy bien ahora, todo ha terminado.

Alguien se sin¡entra a mi lado, noto su respiración entrecortada y siento una extraña sensación de calidez, pero no la reconozco del todo. Mantengo los ojos cerrados y comienzo a llorar, sabiendo que acababa de perder la oportunidad de hablar con aquel chico de mi sueño y de que yo era la responsable aquella vez, me ahogo en mis lágrimas y me trago mis sollozos para que nadie en el metro se fije, pero la persona que tengo al lado me abraza por la espalda y me susurra al oído: "Hola peli-azul." Se me escapa un suspiro de sorpresa cargado de dolor y angustia, me giro y me encuentro con esos hermosos y cálidos ojos del color del ámbar más resplandeciente y siento que todo mi cuerpo se descarga, siento que la opresión con laque había aprendido a vivir durante cinco años se va de mi pecho y le acaricio la mano, sin creerme del todo que sea posible que le tenga delante.

El sueño que marcó mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora