Iniciaba el año 2011, última semana de vacaciones, última semana antes de iniciar otro año escolar. Última semana para descansar del caos que se avecinaba hacia nosotros.
Mi nombre es Julie Jones, JJ para mis amigos. Tengo diecisiete años, último año de preparatoria y como cualquier adolescente obligado a saber que hacer luego de la secundaria pues, no tengo ni la menor idea. Pero este no es el momento de hablar sobre eso.
Me encontraba en mi habitación junto a Justin, mi mejor amigo desde el vientre de nuestras madres, decidiendo que espacios curriculares poder elegir para que nos encontremos en el mismo salón y poder sobrevivir este año a lo que creíamos en ese momento era lo peor: los profesores y demás estudiantes.
- Bueno, podemos elegir Teatro, Periodismo, Debate e Idioma. Listo. – propuso Justin.
- Si, ¿y no quieres que lleve mi cama al colegio también? – dije burlándome. – Creo que estas olvidando el hecho de que tienes que entrenar y yo...
- ¿Tú qué?
- Estoy replanteándome ingresar a las porristas. Ya sabes, por el puntaje para la universidad.
- ¿QUÉ? – un grito escapo desde el fondo de su corazón. – Tu... ¡definitivamente no puedes! Desatarías la Tercer Guerra Mundial. – como siempre gritando como un maldito exagerado – ¿Piensas que vas a poder estar en el mismo espacio y respirando el mismo oxigeno que Celina? – bueno, quizás no tan exagerado.
En ese momento alguien abrió la puerta con una fuerza mayor a la de Hulk y saltamos del susto.
- ¿PUEDEN CALLARSE MALDITOS? – gritó mi adorable hermano mayor Charlie.
- Uff, alguien está un poco sensible. – susurró Justin. – Hola Charlie, ¿Cómo te encuentras? – dijo tirando una sonrisa perfectamente falsa.
- Estaría mejor si se callaran – dijo entre dientes y se fue dando un portazo.
- Si ser adulto se trata de eso, prefiero seguir en la preparatoria lo que me queda de vida. – exclamó preocupado y ambos reímos. – Ahora, hablando enserio JJ, sinceramente deberías pensarlo mejor. Aun así, sabes que yo te apoyo.
Le di un enorme abrazo de oso. Justin es como el hermano mellizo que nunca tuve, crecimos juntos puesto que su madre Susan es la mejor amiga de mi papá. Nacimos con cinco meses de diferencia, conocemos todo uno del otro y doy gracias a la vida por tenerlo conmigo.
- Hola papá – dije bajando las escaleras con Penny, mi perra, mientras él preparaba la cena. Pizza, lo sé porque el aroma impregnaba en la casa.
- Hola cariño – intentando no quemarse con el horno. – Ayúdame a poner la mesa, la cena ya está lista y cenaremos solos porque tu hermano salió con Andy.
Apostaría cualquier cosa que esos dos se traen algo entre manos. Andy es la hermana mayor de Justin, cuando éramos niños Charlie y ella no tenían la mejor de las relaciones puesto que peleaban demasiado pero últimamente, se están viendo más de lo usual.
- ¿Crees que ellos estén saliendo? – dije mientras comía.
- ¿Y tú crees que deberías hablar con la boca llena? – rió – Pues la verdad es que no lo sé J, pero sabía que en algún momento esto podía llegar. – su rostro se volvió triste.
- ¿Este momento? -
- Ya sabes, el momento en el que ambos conozcan a alguien, se enamoren y se vayan de aquí. Aún no pensé mucho como afrontar estas cosas, sería mucho mejor si tu madre estuviera aquí. – soltó una lagrima.
Rompió mi corazón. Me acerqué y lo abracé con todas mis fuerzas.
Mi mamá falleció por una condición llamada eclampsia, luego de mi nacimiento. La eclampsia es una enfermedad que afecta a la mujer en el embarazo o el puerperio, que se caracteriza por convulsiones seguidas de un estado de coma. Intentaron todo, pero no sobrevivió, luego del estado convulsivo estuvo una semana en coma y no lo logró. Sólo estuvo seis horas conmigo y no la volví a ver jamás, pero gracias a mi papá tengo la mejor imagen de ella.
- No te dejaremos papá, te amamos y sé que mamá está orgullosa de ti donde quiera que esté.
Juntamos todo y nos dirigimos cada uno a nuestras habitaciones.
La semana pasó tranquila, intentamos disfrutar nuestros últimos días de libertad lo más posible con Justin. Fuimos al cine, llevamos a Penny a pasear al parque, lo usual.
Y llegó el bendito primer día. Desperté por el despertador de mi teléfono, me duché, elegí un pantalón negro intenso ajustado, una remera básica, unas botas que me llegaban sólo un poco por encima del tobillo y mi campera de cuero color vino tinto. Bajé y como si fuera una tradición familiar mi papá me esperaba con el desayuno. Le dí los buenos días y me serví un poco de cereal y leche.
- ¿Y Charlie? – pregunté.
- Él no volvió anoche, seguro quedó con Andy en una de las cabañas. Con estas últimas lluvias ya sabes Julie, no hay pesca y por lo tanto nadie necesita una cabaña en el lago.
- Lo sé papá, tranquilo, vendrán tiempos mejores... - le di un pequeño beso en la mejilla.
Andrew Jones o como me gusta llamarlo más, papá, era la persona más dulce que puedan imaginar. Siempre estaba para mi y me amaba. Era dueño de un mercado en el centro pero luego de que mi madre falleciera, decidió venderlo todo y poder construir cabañas cercanas al lago para rentarlas a pescadores deportivos o aquellos que solo se deleitan con la calma del lugar, y así el podría pasar el tiempo cuidándonos a Charlie y a mi.
Minutos después, Justin pasó por mí en su auto, como de costumbre ya que vivimos solo a una cuadra de distancia. Cuando llegamos al Iverson High el panorama era el mismo de todos los años:
Chicos reencontrándose como si no se vieran en años. Las mismas personas, diferentes casilleros.
Entramos a nuestro primer curso. Clase de Biología. Bien.
- Buenos días alumnos, les deseo un buen inicio de clases. Soy la profesora Anderson. Hoy vamos a presentarnos para conocernos un poco mejor...
BLAH BLAH BLAH. Odio esto.
Cinco minutos después, el director toca la puerta y entra con una alumna.
- Buenos días a todos – se acerca a la profesora y le entrega un papel, se retira pero solo. Dejando a la alumna al frente.
- Bueno chicos, les presento ella será su nueva compañera Hannah Steel. Te asignaré un alumno para que pueda ayudarte y mostrarte la escuela. A ver... - dijo buscando en su lista – Justin Brooks.
- Soy yo, profesora. – Justin se paró.
La nueva, Hannah, se acercó a nosotros y nos saludó amablemente. Era una chica de cabello rubio y ondulado, con unos ojos marrones que parecían atraparte.
Cuando la clase terminó, salimos al pasillo a hablar con ella mientras buscábamos nuestros útiles para la próxima materia.- ¿Y qué onda Hannah? ¿Qué tal tu primer día en un colegio nuevo? – pregunté.
- Pues bien, a decir verdad no pensé que iba a estar tan nerviosa, pero lo estaba. – rió.
- Bueno, ya no deberías estarlo, mi nombre es Julie y él es Justin, te ayudaremos a que sea lo más llevadero posible – sonreí.
- Oh, el dúo J y J. Gracias chicos, estaría perdida sin ustedes – hizo una pose dramática y los tres reímos –
Todo iba bien hasta que sentí un golpe tan fuerte en el brazo que hizo que tirara mis cosas al suelo.
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Amor y destrucción
Teen FictionJulie Jones y su historia de como pasó a ser una simple estudiante a investigar un crimen mientras lidia con la preparatoria, amigos y un misterioso nuevo amor.