Prólogo

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Jimin refunfuñaba en la comodidad de su sofá ante la cuarta insistencia de Jungkook para ir a bailar.

Estaba cansado, había tenido un día gris en el trabajo, un infortunio del cual no se sentía orgulloso.

Hace un par de horas atrás en una de las salas de ensayo de BT Company, había terminado insultando a uno de los chicos que aprendía la nueva coreografía. Todo porque él menor, no era capaz de acatar un par de órdenes.

Era el nuevo grupo del momento, habían debutado hace menos de una semana y ya comenzaban a generar anticuerpos con sus maestros. Sobre todo, Soobin. Él pelinigro tenía un rostro angelical y ante las cámaras solía ser bastante dulce pero cuando se trataba de ensayar, era peor que un grano en el culo. Para su suerte, él chico se asustó tanto, que no lo delató ante sus nuevos jefes.

Jimin llevaba trabajando alrededor de un mes con el grupo. Convirtiéndose en parte estable de la nueva gama de profesores de la compañía. Sin duda ese era el trabajo de sus sueños por lo tanto, era su deber no poderlo por una niñería.

Ahora pensándolo más fríamente, se daba cuenta de que debía disculparse con Soobin pero también debía hablar con él seriamente. Su mala actitud y el bajo rendimiento en el baile, era cosa sería y si quería lograr obtener algún cambio, tenía que ser quién diera el primer paso.

Mañana hablaría con él pequeño y lo solucionaría, de eso estaba seguro.

—¡Jimin-ssi! —exclamó Jungkook para llamar su atención. —¿Me estás escu...

—¡Si!, sí, cariño. —respondió con suma calma. —¿De verdad es necesario que vaya a esa fiesta? ¿No sería mejor que tú salieras y yo me quedara en casa? —preguntó, masajeando su entrecejo con los dedos de la mano.

—¿Qué gracia tiene si no vas tú? —cuestionó él menor.

—¿Dime qué no es cierto lo que estoy escuchando? —inquirió Taehyung. —Bebé, no encuentro mi máscara... —se dirigió con el ceño fruncido, hacia él azabache.

—Las tengo todas en el auto y sí, oíste bien. Jimin-ssi no quiere ir a la fiesta. —acusó él menor mientras arreglaba el cuello de la camisa de su novio.

Jimin hizo una mueca de fastidio ante las palabras del menor, remplazándola luego por una genuina sonrisa al ver a la bonita pareja de novios que tenía en frente, recordándose por un instante la razón por la cual había reprimido sus deseos más profundo.

Él también quería amar, tener a alguien con quien compartir todas sus alegrías y también las penas, pero las cicatrices del pasado lo golpeaban con tanta fuerza que al final terminaba cerrando su cajita de pandora interna, tal como lo llevaba haciendo durante estos dos últimos años. Tal vez con poco de suerte, lograba algún día tener una relación tan solida como la de sus amigos.

Vivían los tres en el mismo piso, Jeon y Kim claramente compartían habitación pero era consciente que en un par de meses más, todo eso cambiaría. Jimin volvería a estar sólo entre esas cuatro paredes, sus amigos se mudarían de allí para formar su propia familia y él, él sólo quería tener por una única vez en su vida, un amor bueno y especial.

Sus relaciones hasta ahora habían sido nefastas. Taemin se comportó como un real hijo de puta. Sostuvo una relación con él y con otro chico, por más de un año. Le daba asco de tan sólo pensarlo, había llorado tanto tras el quiebre, que tardó más de un año en volver a confiar su corazón a otro chico.

Jung Hoseok, lo tomó por sorpresa. Él chico había sido un cielo, disfrutaban juntos porque simplemente amaban y tenían los mismos sueños. Sin duda lo había amado mucho más que a Taemin pero todo se vino abajo cuando Hoseok se fue a los Estados Unidos a trabajar. La distancia no era buena compañera y terminó matando todo lo que habían logrado construir.

Sus únicas relaciones importantes, las dos muy diferentes. El resto de chicos que siguieron, fueron amoríos sin más importancia. Y ahora a sus veintiséis años y tras un largo recorrido, quería estar junto a alguien que lo hiciera sentir vivo pero lamentablemente, aún no existía aquella persona.

A su mejor amigo le fue mucho fácil, Jungkook se enamoró a primera vista de Kim, en la fiesta de bienvenida de los novatos en la Universidad.

Les bastó un par de meses para terminar siendo novios y desde ese entonces, jamás se han separado. Seis años pasan en un abrir y cerrar de ojos y ahora, siendo ambos profesionales destacados, pronto formarán su propio nidito de amor un par de calles más abajo.

—Vas a levantar tu culo e irás por un abrigo, ¿Me escuchaste?. —alzó la voz Taehyung. —Planificamos esto por ti, para que te entretengas. Recuerda que pasé más de dos horas en la fila para poder comprar las entradas. —reclamaba Taehyung sin apartar la mirada del rubio. —Tienes diez minutos para arreglarte, estaremos en el auto. —sentenció, cogiendo de la mano a Jungkook mientras éste no podía evitar reír silenciosamente.

—¡Si, papá! —respondió poniéndose de pie para alistarse un poco mientras sus dos amigos salieron del lugar para darle su espacio. Era un infierno, todo sería un infierno, pensaba.

—Ridícula fiesta de máscaras... —reclamó para sí mismo mientras se miraba en el espejo de su habitación.

Suspiró profundo y comenzó a cambiar su camiseta por una camisa blanca de seda. Mantuvo los pantalones que hace muy poco se había puesto y adornó una de sus orejas con un pendiente.

Quizás distraerse no le venía nada de mal, quién sabe. Tal vez con un poco de suerte, lograba entretenerse más de lo pensado.

—¡Bien! —cogió valor cuándo roció un poco de perfume en su cuello y luego en sus muñecas. Tomando su chaqueta de cuero para alcanzar a sus amigos en el auto.

Después de todo las máscaras guardan secretos que sólo pueden ser descifrados por alguien destinado. Alguien por el que has esperado toda la vida y que sólo ahora, se molesta en ser revelado.


 Alguien por el que has esperado toda la vida y que sólo ahora, se molesta en ser revelado

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Mi primer Yoonmin 😊

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