Hay pies bajo mi cama.... Y son pies delgados y cortos, muy pequeños y frágiles, pies delgados, cortos, pequeños y frágiles. Dan la impresión que pueden salir volando, así nada más; volando por aquí y allá. Pero no pueden, porque son sólo pies, pies delgados, cortos, pequeños y frágiles, pies que no podrían llevarme muy lejos porqué se hagotarian al instante, porque ya no tienen fuerza, pero, ¿Qué sé yo de fuerza si nunca la he sentido ?.
Y entonces, me apetece volar; no volar con mis pies, porque ellos no pueden; volar con mis alas, pero ellas tampoco pueden, porque están débiles, marchitas y muy cansadas, casi muertas de tanto arrastrarlas por el lodo. Entonces no puedo utilizar mis pies y tampoco mis alas, porque ya no sirven, las he utilizado para cosas que no son, arrastre mis alas con temor a usarlas y caer desde lo más alto estanpillandome brutalmente contra el suelo, y estropee mis pies fingiendo que eran alas que quizás me llevarían al cielo.
Y ahora sólo espero , espero que se desprenda mi última pluma marchita incrustada en mi alma, mientras veo, como descansan mis pies bajo la cama con tranquilidad y calma.
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