¿ Alguna vez han sentido esa impotencia en el pecho ? Como si estuvieras a punto de sufrir un colapso respiratorio, sólo que no llega; te tortura. Pasan y pasan los segundos y minutos y sigues esperando, con las ancias a flor de piel, deseando que se disuelva esa puta sensación, pero no lo hace, porque su fin es ahogarte, ahogarte en un océano de incertidumbre. ¿ y sabes por que lo hace ?; porque no tienes el don para controlarlo, ni la capacidad para disuadirlo. Te cabalga alegremente y no sabes como pararlo, con esa furia incandescente que te quiebra el pecho con tan solo pronosticar lo que no sabes.
Sientes pena por ti, más de la que quizás sienten los demás. Deseas evitar a toda costa que el momento llegue, pero no puedes; tus manos están atadas y tu cabeza ya voló fuera de allí, y estás asustada muy asustada; pero tienes que dejarlo venir, no puedes retenerlo por siempre; el mal momento llegará y tendrás que soportar. No te puedes engañar, estás temblando y el agua en los pulmones no se va; respiras con dificultad y la positividad ésta vez no te ayudará, para ya de tantos engaños; está aquí, llegó el momento, es tiempo de gritar, enfurecete; explota, tranquilizante y respira, que un mal momento en la vida, la depresión envolvente, la inseguridad catapultuosa, un disgusto o un ataque de anciedad, le pasa a cualquiera y lo peor, es que continuará y continuará.
