Anoche soñé contigo, y no te diré que no lo recuerdo porque si lo hago.
No fué alegría, no fué regocijo, no fué alivio y mucho menos amor. Fué desilusión, alta y decadente al mismo tiempo, fué pena y agonía, no me abrazaste porque querías, lo hacías porque te sentías obligado, fué una sensación tardía y desplicente, no podías verme a los ojos, en cambio yo si lo hacía y me daba pena por ambos, porque no podía ver nada; sólo una tela gris que te olcultaba, fué tan real que aún siento como la tela larga tocaba mi hombro, fué tan real que me mostró que no te conocía, fué tan real que... me enseñó que eras una mentira.
