Prólogo

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☆♡☆♡☆Para los que han decaído emocional y sentimentalmente a causa del amor;para aquellos que han sido fuertes y, como un fénix, renacen entre sus cenizas;y para todos los que en algún momento han perdido los colores en su vida

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Para los que han decaído emocional y sentimentalmente a causa del amor;
para aquellos que han sido fuertes y, como un fénix, renacen entre sus cenizas;
y para todos los que en algún momento han perdido los colores en su vida.

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Abandono, soledad, tristeza, caos, destrucción y, ¿rendición?

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Abandono, soledad, tristeza, caos, destrucción y, ¿rendición?

Tenemos la bandera blanca en nuestras manos, escondidos del enemigo, sin municiones o armas para atacar, para defendernos, y proteger a los que no pueden hacerlo. Las lágrimas se derraman por nuestras mejillas, sabiendo que no nos queda energía para seguir, no nos queda nada por lo que continuar, no nos queda nada en la vida.

—Su diagnostico es trastorno de ansiedad generalizada, haré todo lo que esté a mi alcance para ayudarlo.

Los latidos dentro de nuestro pecho son constantes, como si sintiéramos que en cualquier momento pasará algo malo, como si nos arrepintiéramos de no haber actuado antes.

—Está desparecida, los medios de comunicación lo han anunciado oficialmente.

Un hilo nos hala hacia el pasado, recordándonos todo lo que pudimos haber sido, lo que pudo haber sido.

«Garry», pensó Jacob, impactado, un sentimiento de culpa acorralándolo.

«Adam, quédate», pensó Marie, afligida, derrumbándose.

El mismo hilo que nos abre los ojos, nos hace ver que todavía hay tiempo, que siempre habrá tiempo mientras respiremos.

—Hora de muerte: tres de la mañana. Causa: ahorcamiento. No estoy convencido de que haya sido suicidio.

El rojo intenso y latente, que se opone a decolorarse, de aquella atadura en nuestros corazones, es ese que impide que alcemos la bandera blanca y nos rindamos, nos liberemos de amores que no pueden ser liberados porque, según la leyenda: El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse.

—Adiós, querida Marie —anunció Jacob, dedicándole una sonrisa.

—Adiós, lindo Jacob —finalizó Marie, también sonriendo.

—Adiós, lindo Jacob —finalizó Marie, también sonriendo

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P R Ó X I M A M E N T E

Diversos tonos coloridos | Tercer  libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora