siete

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Un mensaje fue todo lo que necesite para darme cuenta de cuán hundida estaba. Había llegado al final del abismo tan rápida y bruscamente que no me di cuenta cuándo tropecé. Creo que nos pasa a todos.  Nos ponen el velo y lo demás no tiene sentido. Nos llenan los oídos de flores y olvidamos que los ojos tienen la venda. Que el poder está en las acciones, y que las palabras, como el viento, se van a la primera señal de adversidad.

palabras sin dueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora