Confusión

14 3 0
                                    

Kill Him

Tú me buscaste para raptarme, yo te encontré para matarte
╘══════════════════╛

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

¿Cuánta fuerza hay detrás de tu sombra, cuánta valentía guardas en tu sonrisa, cuánto veneno cargas en tus ojos y cuánto peso en tus hombros?

Calma, yo te ayudare, no hubiera cruzado este enorme mar sin estar seguro ni tener un propósito de bien.

—¡Aléjate! —tranquila, ya llegué—

Suspiros pezarosos son lo único que se escucha en esta habitación bastante sombría, no nos atrevemos a levantar la mirada del suelo, cubierto de sangre, pues por ti, es el miedo, la esperanza y la confusión los que hacen que tú mente este apunto de colapsar al sazonar tu temor con el color de la sangre, por eso no quieres dirigirme la mirada. Y yo, yo no lo hago pues en shock quede al haber manchado mis manos de este rojo tan intenso y demandante, la prueba de mi pecado, la causa de que el futuro me depare en el infierno.

Soy el primero en levantar la mirada hacia ti, el asombro por los sucesos tan rápido ocurridos hace eco en mi memoria y me trastorna.

Temblando estás, es lo natural, alzas la mirada como una tortuga apunto de esconderla la misma en su caparazón, tan fuerte y débil que sacas siempre para protegerte de lo desconocido— ¿Quien eres? —preguntas y la cuestión me hace reírme en lo bajo, pero siendo lo suficientemente fuerte por el silencio que ronda en la habitación. Río por no llorar de la desesperación, deseando olvidar mis recuerdos, los cuales me ataron y me obligaron a buscarte— ¿Quién eres? —repites como si no hubiera escuchado—

—Daniel —respondo automático y añado— y ya me conoces —tiemblas pues mi voz a comenzado a volverse más ronca al decir la frase, y pese a que no sabes cómo es concretamente mi tono de voz te das cuenta rápida e intentas abrir una ventana, fracasando lamentable— no, no me temas —digo y siento como yo mismo dudo de mis palabras, (¿qué me pasa?) Me pregunte a mí mismo, e inconscientemente me voy acercando a ti a paso medianamente veloz. Deseo tocarte, el amor y excitación que tanto he reprimido, las ansias de poseerte tan enterradas que tenía están a punto de salir, y eso es malo. Es lo peor que puede pasarte.

Te das cuenta de mi mirada tanto asesina como lasciva e intentas huir a no sé dónde, simplemente recorres rápida la habitación, de hecho, lo haces como un rayo, entonces recuerdo cuál era tu don y me alegro porque parece que no han llegado a quitartelo.

—Carmen —pronuncio y volteas las mirada rápida, más veloz que un halcón fijando su vista en su presa— ese es el nombre de tu hija.

—Bobin.. —pronuncias como puedes, nombrándome por mí nombre— es imposible —aseguras inmediatamente pero al ver que no replicaba ni nada niegas con la cabeza repetidas veces— no, no ¡No! —repites, y no se, pero creo que esto ya fue demasiado por un día, aparte no sabes cuánto me estoy conteniendo, el esfuerzo es inmenso.

Me acerco a ti y prediciendo tus movimientos saco mis cadenas y te agarro del cuello, por muy rápida que seas, no has entrenado el don tanto como los Colebky, no eres uno si no apruebas el examen. Por lo tanto, no podré llevarte allá.

Asfixiándote, encadenada, manejable y sin fuerzas, ¿tenías que tener incluso esa cara demacrada, junto a esos ojos casi tan marrones como el café apunto de explotar por la hervición? No me pongas en esta situación de nuevo en un futuro, porque si lo repetimos estoy seguro que mi mente ya no podrá soportarlo.

—A-alejate.. —oh cariño, no creo que sea posible, te extraño mucho, al igual que todos en mi mundo— no me creo que seas un peluche, imbécil —escupes con rabia, girando con esfuerzo inmenso la cabeza para mirarme fijamente— pu-dre-te, ¿entendiste? —preguntas intentando hacerte la fuerte y yo afianzo mi agarre— ¡ah! —gimes de dolor y entre lágrimas el tiempo empieza a cambiar, mejor dicho el clima.

Eres tú, que comienzas a hervir, el calor que desprendes es inmenso, listo para rivalizar al del sol. Por reflejo te solté y salí corriendo, otro día será hermosa otro día.

Mientras avanzaba a paso rápido el cual era literalmente un trote pues mis piernas ni yo nos ejercitamos a menudo, empiezo a sentir el suelo caliente, y el solo pensar que encima llevo botas de montaña como para que tardará más en extenderse su calor y me de cuenta me aterra. No crei que despertara tan pronto.

—Oh mierda —pronuncio en mi soledad ya casi llegando al pueblo y girando por un segundo la cabeza antes de volver mi vista al frente horrorizado. El fuego comienza a amoldarse igual a un volcán—

Sigo, con mis cadenas agarro dos columnas, retrocedo todo lo que me es posible y me impulso hacia delante, quedando a kilómetros de donde estaba, pero no a salvo.

Ya con la desesperación apoderándose de mi giro creo que por cuarta vez mi cabeza, y me doy cuenta de dos cosas. La primera es que la leyenda es cierta, y la segunda es un pensamiento que nunca se fue de mi cabeza aún esté temeroso, sos hermosa.
Pues te veo, te veo volar entre llamas, observo embelesado como un gran halcón se alza con su vista al cielo, y eso hace, volar hacia arriba desinteresada del mundo. Ya no te logro visualizar y el calor se va evaporando al igual que esa pequeña imagen de un volcán. Eso fue completo alivio hacia mi persona hasta que veo algo moviéndose a gran rapidez entre las nubes, ¿volviste? ¿eh, porqué? Luego me di cuenta que jamás debí haber dejado un espacio en mi cerebro para tal osado pensamiento.

Mi respiración casi se queda quieta al darme cuenta de tus intenciones, entonces al verte bajar a gran velocidad, desechando las inservibles nubes que opacan tu iluminosidad, corro, corro porque la vida se me va en ello, miró hacia todos lados buscando algo con lo que ser más rápido, pero nada, no hay nada a parte de personas comenzando a correr a mi par, otros petrificados al calor aumentar y ver ese inmenso halcón. El cual aplastará todo, dirigiéndose hacia el punto de inicio de su propio calor cuando comenzó y yo estaba presente. Gigantesca sin detenerse avanza en picado, y yo sigo, corriendo inservíblemente pues sé que mi final ya llegó, no hay escapatoria. Fue justo cuando lo pensé que una gran explosión sonó y yo cese mi recorrido, sin voluntad gire mi cuerpo para dónde estaba la bestia, la cual formó de por sí el volcán más original que puede haber, pero ella ya no era un halcón, sino un dragón..

Entonces me doy cuenta de que todos hacen lo mismo que yo, avanzar, dirigirse a la muerte que espera ansiosa. Nosotros, pues todos éramos expectadores, veíamos como lava empezaba a recorrer ese desformado volcán, y como nuestros cuerpos avanzaban hacia allí.

Algunos murieron en el camino pues la lava los alcanzaba, pero yo no, pues extrañamente al final de todos me encontraba, pero llegó mi momento. Lava se acercaba velozmente a mi, repentinamente apareciste en frente de mi y mi cuerpo paro, a la vez que siento de nuevo como soy bendecido, siendo otra vez el dueño del cuerpo con el que se me asigno al nacer.
Pero la muerte ya me miraba fijamente, siendo yo su presa, volví a ver esos ojos que solo una vez en tu infancia tuve el honor de presenciar.

Y.. terror..

Gritos..

Dolor..

Y siento como caigo.. como todo termina..

Y con mi último aliento observo cómo te transformas nuevamente en humana, en el cuerpo de una persona y caes a mi par, desplomada, desmayada y con la lava cubriéndote, pero hay gran diferencia con cómo actúa esta ardiente masa. A mí me mata, a ti te protege, pues su hija eres.









Drama 0

DramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora