Ángel Guerrero

capitolo 3

  "Ding don, Ding don" Suena el timbre son las 5 en punto diablos que puntualidad, –Hola cara de ángel– saluda con una sonrisita que derrite–que tal Fernando, pasa y toma asiento–Intenta darme un beso en la mejilla y me aparto mas bruscamente de lo que pretendía, el vuelve a fruncir el ceño y me mira como si estuviera loca.–Bueno cara de ángel ¿con que vamos a empezar?–Pongo los ojos en blanco –Pues empieza por decirme que es lo que has visto en tu anterior escuela– obvio cabezota, espeto entre dientes–¿que has dicho?–nada, nada continuemos–Después de un rato de estudiar se despide pero no alcanzo a alejarme al notar que se acerca a mi, toma mi cintura y me besa la mejilla, lo mas raro es que soporte su tacto, eso me impresiono y me remuevo nerviosa y doy un paso hacia atrás, y noto que se le empieza a formar una media sonrisa increíblemente sexy,–Hasta luego bonita.––ja ja ja hasta luego fernando–Y en cuanto se marcha, le mando un mensaje a Lucy Fernando se acaba de ir, tengo Mucho que contarte. Pues Al cabo de 10 minutos tocan mi ventana y veo a Lucy montada en el árbol demasiado alterada–cuéntame todo, con detalle.–Solo por eso esta montada por el árbol pido haber tocado la puerta, mi amiga es demasiado dramática–solo estuvo aquí, le explique, y me beso la mejilla, lo mas importante es que no me aleje–Da grititos y saltitos como una niña pequeña–es increíble niña!!–grita eufórica–Basta no es para tanto,– agito la muñeca restándole importancia, aunque realmente estoy desconcertada–ok, avísale a tu cara cariño, me marcho, mi mama no sabe que estoy aquí bye nos vemos mañana, –Y se marcha dejándome echa un lió–Bye–.Apenas es la una de la madrugada y sigo dándole vueltas a eso, quizás y le estoy dando mas importancia de la que debería...Me despierto de golpe sudando y temblando de nuevo esa maldita pesadilla, que no me deja, miro el reloj y apenas son las 4:00 am, –Dios, de nuevo no!!! –.Aun puedo sentir su aliento recorriendo mi cuello, y su lengua asquerosa llenando de saliva mi cuerpo, y su erección contra mis muslos, el dolor desgarrándome el interior, maldita sea, si tan solo no me hubiera escapado a esa fiesta...