CAP 6

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Notas de autor: Muchas gracias por el apoyo a este fic... me hace sentir muy feliz.. gracias por todos su reviews y espero que este capi sea d su gusto y lo amen tanto como yo… como siempre digo tiene cosas personales así que por eso lo ame supongo… sigan con los reviews! Gracias a Ai midori por la corrección ... en verdad muchas gracias porque este capi estará mejor redactado por tu colaboración … además por darme inspiración ¡! Gracias!

-Disculpen. Esto… hijo.

Allen salió de la ensoñación y la nube de placer en la que estaba. No supo bien cómo, pero ya estaba contra una pared cercana con una pierna levantada al lado de la cadera de su esposo. Escuchó unas risitas y se separó del otro, éste también rompió el beso apasionado que compartían y sacó su mano de la cintura, y era mejor no decir dónde estaba su otra mano. Se sentía totalmente avergonzado, sus inocentes hijos los estaban viendo, se acomodaron rápido las ropas y voltearon.

-¡Oto-chan y Oto-san por fin se reconciliaron, Kyara-chan!- gritó el más pequeño emocionado.

Ambos padres miraron a la niña que estaba sostenida por el abuelo. Tenía lagrimitas en sus ojos, pero sonreía.

-Estoy feliz... Muy feliz– dijo la pequeña sin poder contener sus lágrimas.

Allen se separó del agarre en que lo tenía su esposo y se acercó a la niña. Kanda sonrió, por fin tenia a toda su familia. Y bueno, también podía contar al padre de Allen.

Allen se colocó junto a su pequeña y le acarició los cabellos.

-Hija, nos daremos una oportunidad- la niña vio la sonrisa radiante de su Oto-chan, la cual se le contagió y asintió.

-Volvemos a hacer una familia- gritó entre sollozos y risas.

Allen tampoco pudo contenerse y comenzó a botar lágrimas. Kyohei abrazó a su Oto-chan y su hermana para luego llamar a su padre mayor, éste no sabía qué hacer, pero en cuando vio la mirada de Allen lo supo de inmediato y fue hacia ellos, su familia, y los abrazó. Por fin tenía una verdadera oportunidad, o eso suponía, no dejaría que nada lo dañara.

Ambos miraban a sus hijos durmiendo. Kyara había querido acomodar las cosas de su padre mayor en la habitación antigua pero la convencieron de dejarlo por hoy, ya que aún la pequeña estaba herida. Así que cenaron, charlaron y los arroparon para dormir. Allen giró algo nervioso y se topó con la mirada profunda de su esposo. Agachó la mirada algo sonrojado en la oscuridad, se dirigió a la puerta y Kanda lo atrajo con cuidado dándole un beso suave para alargarlo por un momento mientras acariciaba su mejilla la cual se sonrojaba aun mas. Los niños sólo habían fingido dormir, sonreían entre las sabanas mirando la demostración de amor de sus padres, sabían que no todo estaba solucionado pero era un gran avance. Se quedaron hablando, susurrando lo más bajito que podían a pesar de que al día siguiente Kyohei tenía clases, pero la felicidad de ver a sus padres de nuevo juntos de verdad los hacía muy feliz.

Después de cerrar la puerta de la habitación de sus hijos Kanda lo cargó entre sus brazos, sin dejar de besarlo. Lo sostenía con firmeza pero sin hacerle daño, no supo cómo pero ya lo estaba recostando en su cama. Allen no sabía si era correcto seguir dejándose llevar, pero ahora era lo que más quería, y no le importo nada que no fuera eso. Sabía que lo amaba y quería sentir las caricias de su esposo sobre su cuerpo. Los labios de Kanda descendieron hasta su mentón y luego a su cuello, sus manos habían flexionado sus piernas mientras las acariciaba apretándolas y masajeándolas, eso le hizo suspirar de placer, además de sentir que era feliz y que su corazón latía desbocado. Sintió que le abrían su bata y una mano de Kanda se colaba debajo de su polo, gimió bajito le volvió a dar un beso demandante. Abrió los ojos y se topó con los orbes oscuros de su pareja, ambos sonrieron por estar de ese modo después de mucho tiempo. Kanda subió su polo y dejó sus labios para dirigirse a su pecho, Allen esperaba sentir la húmeda lengua de su esposo por su cuerpo, pero no sucedía nada. Con la respiración agitada se levanto por los codos y vio que Kanda miraba estático su pecho, Allen se asustó y se levantó el polo y se dio cuenta que tenía las marcas de Lavi sobre él. Eso le provocó otro gran susto y se sintió avergonzado. Se levantó, sentándose en la cama y Kanda seguía con la vista perdida.

lo que dos hermanos harian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora