en noches de terciopelo y encaje blanco
las sábanas se nos enriedan afirmando
que no deberíamos de estar separados,
el silencio nos envuelve cada movimiento
somos ahora la paz hecha carne y hueso,
la luz de nuestro propio fuego ciega
nuestra razón, convicciones y miedos;
somos cálidos al tacto, suaves, dulces,
nuestros labios ruegan por el néctar
de los más empalagosos besos,
bajan por el cuello,
el pecho,
o quizás
por la e
s
p
a
l
d
arobando suspiros que mueren dentro
de nuestras bocas y nos ayudan
a r e s p i r a r
con normalidad,
si es que alguna vez pudimos,
floreciendo en nuestro interior
los dulces frutos prohibidos
mientras nuestras manos buscan,acarician,
apretan,
arañan,buscando algo más, pero
calentando todo a su paso
haciéndonos desear al rojo vivo
cuando las luces se apagan
y nosotros
nos hacemosnuestros.
y es así como te pienso y recuerdo:
es así vivir entre tu sombra y tu piel,
entre los puntos suspensivos,
esperando por un beso.