La nota del puente

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Gritaba desconsolada la muy ingrata. Realmente daba lástima solo verle rezongar de esa manera.

Eso se diría si realmente alguien la importara el bienestar de esa pequeña niña rosa llamada María, de cabello corto y enmarañado cual estambre perteneciente a un gato realmente malvado.

Pero por extraño que parezca, o no, a nadie le importaba el que esa pequeña llorara solo porque su pequeño dibujo de un tejón en un árbol, hecho en una clase dónde la maestra apenas supo lo que era, ahora flotara río abajo.

La chiquilla se había encariñado del dibujo, por lo que sé reuso ha abandonarlo así nada más. Se supondría que estaba cerrada en recuperarlo. Y en su llanto prefirió echarse en pleno puente junto la musgosa madera, que seguir a su madre hasta su hogar.

Ya planeaba saltar del puente hasta el agua tan sólo para alcanzar su dibujo, ahora atorado en la lama, cuando una hoja de papel bastante gruesa descendió hasta ella. Era un dibujo como el suyo, con la diferencia de estar mucho mejor pintado.

Ella se ruborizó ante tan buen trabajo. Su dibujo en comparación era basura, así que prefirió ése pese cualquier idea de apego emocional anterior.

A pié de página, había una firma y una oración, escrita con alta caligrafía a basé de tinta verde. La firma: Cegador

" Se qué a ti te gustaría otro como éste, y te lo puedo dar, solo pídemelo."

Tal vez María debió dudar un poco antes de querer hacerlo. Tal vez tendría qué tener un poco de miedo ante tal situación. Pero solo sonrió con la idea de tener lo que sus padres llamaron alguna vez, arte.

∆∆∆

Se mantuvo esperando al siguiente día, pensando muy bien lo que haría y lo que quería. Se mantenía apoyada sobre el barandal rugoso del puente, está vez, sin la compañía de su madre y con otro dibujo en sus rosadas manos.

Consideró mucho lo que haría. Deseaba en verdad otro bello dibujo, dado que no pensó en lo que muchos padrés se esforzaban en enseñarles a sus hijos para que estos no fueran malcriados.

"No te atrevas a hablar con extraños"


Un socarrón viento privó de sus manos el dibujo que ella había echó apenas ese día, sintiendo como su trabajo se desvaneció en el agua. Cuánto tuvo que ser su repentino arrebato de pérdida, para lograr sacar lagrimas de sus ojos.

Unos pasos y un sonido de hojas de papel hicieron que ella saliera de un dolor infantil muy propio. Vio con emoción el dibujo prometido, y luego vió a la chica que lo tenía en manos.

Una muchacha de un suave color de piel verde y un cortó, pero rizado, cabello rojo. Demostraba la formación de una mujer mayor, pero sus ojos y sonrisa desprendía una malicia infantil tal, que inspiraba cierta inquietud.

Entonces María pensó que eran bellos.

Titubeó antes de hablar con la señorita que sostenía su dibujo. Un escalofrío recorrió su ser, como si una garra tocará su piel desde su vientre.

-¿Cegador?- Se atrevió ha pronunciar con un mohín. Su gesto inquietó a la chica, y luego brotaron risas de ella.

-. Esperabas algo más, pequeña.- su rostro se acomplejo en un gesto de ternura, lo que hizo que las mejillas de María se calentarán.

-. Yo... No lo sé, es que... Y no pareces...- sus balbuceos desesperaron a la chica que solo miraba. Por lo que la detuvo justo ahí. Se inclinó, haciendo mención a su diferencia de alturas, le dio entrega de el dibujo, solo para darse medía vuelta e irse.

En toda la narración anterior, la niña no se movió. Eso hasta que escucho que se iría.

-. Espera, por favor. Yo me preguntó si tú no podrías, no sé...-

-¿Darte otro dibujo...?

Se supondría que ella pediría otros más, amaba esos dibujos y su plan de tener más de ellos era algo ya decidido. Así que acepto con la cabeza.

Entonces hojas de papel brotaron del cielo, dibujos que la maravillaron inmensamente y que paraban en todo el suelo de aquél puente. Entonces Cegador dijo:

-. Tendrás todos los que quieras y más, pero aún así...- ella se acercó y con cada paso, el número de hojas aumento al caer. Hermosos dibujos que brillaban a la vista, se perdían en la corriente del río.

-¿No estarás feliz o si? Querrás más y más, hasta que te des cuenta de que estás hojas de papel en realidad no te gustan tanto como al inició...-

Ella la tomó de los hombros y las hojas a su alrededor se pararon estáticas en el aire.- Sígueme y encuentra el fin de tu vacío, niña.-

María se apartó un poco, el dolor infantil de perderse allí mismo era el mismo que sentía e su hogar, con sus padres. Luego la soledad, tan particular en todos lados se esfumó, todo las veces en que ella se sentía rechazada terminaban con su decisión.

Acepto, y un manto de dibujos la cubrieron. Soltó un suspiro antes de desvanecerse en una flor roja, un tulipán nacido entré la madera.

Y entonces Cegador sonrió, tomó el tulipán nacido y lo arrancó de la tierra. Entonces ella también se desvaneció junto con María.

∆∆∆

Quien lo diría, ésto en verdad resultó bien.... Eso creo.

Gracias por leer :D

Ozcar.

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