La cosa sin ojos

Visiones de algo aterrador.

Aproximadamente media hora después del encuentro apenas recuperándome del shock, encontramos algo en la carretera, algo aterrador, y demasiado cruel como para ser obra de los depredadores locales, aquí cerca solo hay coyotes o lobos, la escena no se puede relatar con palabras pero haré mi mejor intento esperando que se hagan una idea de lo que vimos: es bien sabido que muchos transportistas prefieren viajar de noche para evitar el tráfico y el ardiente sol, bueno, este trailer pareciera haber tenido un horrible final, trasportaba cerdos para algún matadero de la ciudad, pero jamás llegó a su destino, la caravana de autos se acercó por detrás del pesado camión, mientras horrorizados mirábamos lo que quedaba de los cerdos en su interior. Algo, sea lo que sea los devoro sin necesidad de abrir las puertas de las jaulas, dejando un río espeso y repulsivo de sangre escurriendo de su interior, entre una macabra masa deforme de pedazos de carne y huesos, nada que yo conozca puede hacer algo así, en mi mente algo me llegó como un baño de agua helada, note que no había cabezas, había patas, viseras y sangre, pero no había ni una cabeza. Mi primera teoría fue una falla en el camión, y que el conductor tuvo que dejarlo ahí, para ir por un mecánico y luego fue atacado pero no, al pasar más adelante, junto al tracto que hala del remolque, vimos la puerta del mismo abierta, todo ya estaba oscuro, solo iluminado por la luz de la luna, y nuestras linternas, en el asiento del conductor se podía ver una bota, ya era obvio que estaba muerto, pero la estupidez nos llamo a ver dentro; nunca debimos entrar a ver dentro del camarote: estaba dentro ese pie que creo era del conductor, una mano y regados en el piso los órganos, y la sangre, dentro del camarote había ropa de mujer, desgarrada y algo aterrador, una mochila y unos zapatitos con temas infantiles, así como mucha sangre y el mismo desastre de carne y huesos; desde lo que había en las jaulas y lo que encontramos en el camarote, todo tenía un olor repugnante, insoportable y nauseabundo. El terror nos invadió y salimos a toda prisa del camión, en la carrera pateé algo con mi pie, un teléfono celular. Aquellos que bajamos de los autos para revisar, corrimos a toda prisa de vuelta, subimos y nos fuimos a toda prisa.

Tuve la terrible idea de revisar el teléfono, pero realmente no sabía que buscaba en él, pero algo me llamaba a verlo, la curiosidad no es realmente buena en estos casos, todas las fotos y vídeos parecían de una familia normal; todo, menos el último vídeo de la cámara. Dicho vídeo mostraba entre gritos y un pulso tembloroso la carretera y la luna roja, los datos del mismo databan de ese mismo día pero horas antes, el vídeo continua pude distinguir entre los gritos una frase "Nos viene siguiendo", luego la cámara gira hacia atrás; el más grande horror que uno pudiera sentir no se compara con lo que sentí en ese momento, el mismo ente que yo vi momentos antes, corriendo en cuatro extremidades, el vídeo no se distingue bien por el movimiento tembloroso de quien sea que grabara; al revisar el historial de llamadas encontré que su última llamada fue a la policía hace aproximadamente una hora. Mostré el vídeo a los demás que me acompañaban, y todos quedaron igual de consternados que yo, solo un dato me tenía preocupado a mí: Si la llamada fue hace una hora, ¿Por qué nunca llego la policía?, sea cual sea el caso, ahora nuestro mayor interés era salir de ese lugar lo antes posible.

Tres kilómetros más adelante la cruel realidad me dio la respuesta que buscaba, o al menos parte de ello, encontramos un convoy de patrullas artilladas rumbo contrario a nosotros, aparentemente iban en auxilio del camión, la escena era muy similar, sangre viseras, el mismo olor repulsivo y ninguna cabeza, el detalle siniestro fue que el lugar estaba lleno de casquillos de bala, como en un cambo de guerra, las ametralladoras en las torretas de la patrulla aún estaban calientes, humeantes y sin una sola bala; baje de la camioneta a toda prisa, mi instinto me guió a un cadáver, que aun portaba su arma, cosa que mas tarde descubrí, no sería de ninguna utilidad. Yo sabía dentro de mí que sea lo que sea que está haciendo esto, debe ser inteligente y tal sospecha se confirmó al iluminar los cristales de las patrullas, tenían escrito con sangre unas letras o marcas en ellos, con la actual guerra entre grupos criminales nadie sospecharía otra cosa que un ajuste de cuentas. Nada podía ponerse peor, o eso creíamos y estando cerca aun de las patrullas uno de nuestros vehículos falló, se detuvo y no supimos por qué.