he aquí: los lienzos de cada mañana, parecíame un encanto más.
y como era habitualmente, las floras y los estados primaverales no me decepcionaban. septiembre, a través de mis ventanales enmarcados de níveo, sembraba con profusión en aquel jardín fantasioso, a mis queridas camelias sanguíneas.
y sus sanas emanaciones comenzaban a subir y a establecer un íntimo contacto con los bordes hechos de madera una vez qué los cristales que reflejaban el anterior retrato, se deshicieran de la costumbre hermética que adoptaban en invierno.
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ninfas que resbalan en sus manantiales.
Poetrylas hijas de Zeus fueron el fuego de mis entrañas.