y por aquí, estaría terminando el retrato de aquella encantadora cabeza.
trémulas manos que descienden hasta las turquesas aguas del manantial, y extraen la rica pureza de ésta.
ahora, tus extremidades trepan, y acarician tu vientre tostado, dónde puedo divisar una vellosidad rubia. luego, conocen a tu pecho. y por último, puedes verter el líquido sobre tus labios, que en un momento primitivo, habrían relamido un caramelo, rojo y brillante.
¡necesito degustar de aquel incitante color!
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ninfas que resbalan en sus manantiales.
Poetrylas hijas de Zeus fueron el fuego de mis entrañas.