Capitulo 14: el momento más esperado

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Las piernas le fallaron. En cualquier momento podría desmayarse. Había sido consciente de que ese momento sucedería, pero no había pensado en que todo los recuerdos, todos los sentimientos que nacieron cuando se conocieron volverían a chocar contra ella tan de golpe.
Matias & Valeria estaban cara a cara, tras dos eternos años.
Al chico se le aceleró el corazón. Al principio se quedó estupefacto. Creyó que por unos momentos estaba alucinando, delirando y que la preciosidad que tenía frente a él no era más que un espejismo, pero luego se dio cuenta de que era real, que ella estaba frente a él, que volvían a estar juntos, y una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro.
Valeria había cambiado. Había crecido, sus facciones se habían vuelto más delicadas y sus ojos desprendían un brillo especial. Había dejado de ser una adolescente, Matias estaba seguro de eso. Y le alegraba tanto volver a verla, volver a tenerla frente a él, que estuvo por abrazarla y besarla directamente en los labios, pero era consciente de que habían pasado dos años, y que las cosas habían cambiado. Esta vez, simplemente pronunció su nombre con aquella sonrisa que tanto admiraba Valeria.
Ella continuaba callada, no había rastro de ninguna sonrisa en su rostro.
—Es...Estas genial—la halagó Matias recorriéndola con la mirada, nervioso, estupefacto, ansioso por poder tocarla.
—...Gracias...—ella bajó la cabeza sin aún sonreír y se toqueteó las manos, necesitaba salir de ahí, ya—...Tengo, tengo que irme—se hizo a un lado y salió a toda prisa de la habitación, tratando de no mirar atrás, pero una mano ya la había agarrado del brazo.
—Espera, Valeria —Matias la volteó hacía él. Ella vio sus preciosos ojos, y se perdió en su mirada—¿Dónde vas?—el no iba a aguantarse las ganas. Lo que más le apetecía en aquellos momentos era estar con ella.
—Es que...—Valeria hizo una mueca. Se veía obligada a decírselo, y después, se vería obligada a ser seguida por él hasta el restaurante. Y no es que se sintiera mal después de volver a verlo, al contrario, su corazón se había disparado y no deseaba otra cosa que disfrutar del momento, pero eso era precisamente lo que la asustaba; que los sentimientos enterrados volvieran a salir a flote. Agachó la cabeza de nuevo antes de contestar, pero sintió el contacto de la piel de Matias contra la suya, el chico había colocado su mano en la barbilla de Valeria y la había obligado a clavar sus ojos con los de él.
—Sigues igual de preciosa que cuando te marchaste.
El tiempo se paró. Ambos se quedaron mirándose fijamente, como si solo estuvieran ellos allí y no hubiera nadie más. A partir de allí, desde aquel momento, las cosas solo podían ir a mejor, o a peor.
Valeria sintió que las mejillas se lo tornaban de un color más llamativo. Matias seguía siendo aquel chico dulce, tierno y sensible que cuidaba de su chica más que de su propia vida. Si en aquel instante Valeria no hubiera tenido novio, se habría rendido a sus pies y le habría estampado un beso glorioso en los labios, pero no quería cometer con Joheiker el mismo error que cometió con Matias. No volvería a ser 'infiel'.
—Matias, tengo que irme... Lo siento. Los chicos me están esperando para comer—logró decir, por fin, con más tranquilidad.
—¿Los chicos? Genial—sonrió—Entonces vayamos juntos.
—¿Q...Que?—Valeria ya se había imaginado esa respuesta, pero no se había preparado para enfrentarla.
—Había venido a ver a Zabdiel, pensaba que no le darían el alta hasta pasado el medio día pero supongo que ya está en perfecto estado, tanto como para irse a dar un atracón de comida por ahí—Matias rió, y consiguió, por fin, sacarle una sonrisa a Valeria, pequeña y débil, pero seguía siendo una sonrisa—Vamos—en el mismo momento, el le cogió la mano, y Valeria como respuesta, y alertada, se separó de inmediato. Matias la miró, confuso.
—No... No te precipites, Matias, por favor. Acabo de regresar, todo... todo es diferente.
Matias se lo tomó con calma.
—Está bien. Lo entiendo—sonrió agradablemente—Si hay algo que te moleste, solo dímelo y trataré de cambiarlo para que te sientas bien.
El corazón de Valeria se estaba derritiendo. Ahora recordaba una de las razones por las que se había enamorado de aquel chico: Su ternura.
—Entonces—volvió a hablar Matias —¿Vamos?
Ella simplemente se limitó a asentir con la cabeza y a avanzar hacia delante, con la agradable compañía de Matias, quien no dejaba de sonreír. Valeria comenzaba a pensar que probablemente, Matias había sido el bueno de la película y que había cumplido la promesa. Pronto se aseguraría de ello y asumiría el papel de culpable. No le quedaba otra, porque cuando su  antiguo novio descubriera que ella tenía a otro hombre en su vida, se le partiría el corazón en millones de pedazos

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