Emma

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Hola, yo soy Francia.

Esta historia pasó más rápido para mí que para ti leer este libro así que empezemos:

Emma, mi única y mejor amiga, y yo estudiamos en bachillerato. Ella es castaña, con cabello corto y tiene ojos verdes, muy hermosos la verdad. También tiene labios finos, un cuerpo moreno y tonificado, mientras que yo... Yo tengo el cabello largo negro, ojos grises (lo que más me gusta de mi rostro) y labios algo carnosos. Mi cuerpo es la verdad muy simple, no tengo rollitos pero no soy una tabla y mi piel es un poco más cara que la de ella.

Tal vez esto sea más irrelevante de la historia porque lo que me pasó no se lo espera nadie.

Emma y yo estamos caminando por el pasillo para entrar a nuestra clase de química. En vez de caminar vamos corriendo porque faltan 10 segundos para que empieze la hora de clase cuando recuerdo:

— mierda, Emma, ¡olvidé mi cuaderno! — le digo.
— yo arranco una ojalá del mío y te la doy — me dice aún corriendo.
— gracias, te adoro — le digo sonriendo.
— yo lo se, querida — me dice apunto de llegar al aula.

En este punto de la historia me gustaría, no, me encantaría decir que lo que está a punto de ocurrir me ocurrió a mí pero no.

Mi amiga, arrancando una hoja de su cuaderno baja la mirada, yo corro a su lado agarrando su cartuchera y cuando me fijo:

— AHHH — exclama Emma
— lo siento perdóname — se disculpa Conor levantándose del piso y después levantando a mi amiga.

Sí, sí. ¿Quién es Conor? 2 palabras: sexy, perfecto. Él es el chico que aunque conozco desde hace un año, me encanta. No debería decir conozco porque ni siquiera sabe que existo, pero yo sé que el sí. Tiene el cabello negro, es alto, ojos azules y un cuerpo atlético. Sé que piensas: De ley es mujeriego... ¡Pues no! En su grupo de amigos el más mujeriego es Sam: rubio, futbolista y creo que ya no tengo que hablar más sobre él cómo para que ya te deseo cuenta que es el típico chico guapo deseado por todas.

Pero por mí no. A mí me encanta Conor. Es un chico tan simple, tan naturalmente atractivo, tan sincero. Es lo que necesito.

— perdóname de verdad — dice mirando directamente a los ojos de Emma.
— tranquilo, yo tampoco me fijé — dice ella sin dejar de mirarle a los ojos
— ¿Cómo te llamas? — dice él sonriéndole.
— Me llamo Emma, Emma Jones. — ellos se quedan en un silencio que no fue incómodo para ninguno de nosotros. Para ellos habrá sido hermoso pero para mí desgarrador, especialmente porque mi amiga sabe lo se daría por tener una conversación con...

— Conor. Soy Conor Miller. — dice él.

Esto ya parece una escena de La Rosa de Guadalupe.

Suena el timbre.

— mierda, Emma, la campana acaba de sonar. ¡Hoy hay prueba! — digo yo ignorando su escena romántica.
— ¿de qué tienen prueba? -—dice él, esta vez dirigiendo su mirada hacia mí. Esos ojos azules me dejaron helada, helada y tiesa con el hielo.

Al ver que no respondía, Emma dice:

— de química, hemos llegado tarde tantas veces que esta vez no nos van a dejar entrar a clase.

— Me gustaría acompañarlas pero la verdad es que yo también tengo prueba, pero de matemáticas y aún no he llegado tarde antes... — dice él rascándose la nuca.

— tranquilo, ve a tu examen. Estaremos bien. Hemos ido tantas veces a detención que hasta podemos entablar una conversación con el encargado. — logro decir sin pensar mucho.

Conor suelta una carcajada y yo casi me desparramo en el piso de lo armónica que suena su voz. Pero, un momento no me ha preguntado mi nombre...

— Adiós. Que te vaya bien, Emma. — dice girando sus talones para irse hacia la dirección contraria.

Nota de Francia: Ellos eran tan...

Cliché...

Y yo... Yo solo era el mal tercio.

Segunda parte:

Hola, otra vez.

Estamos en detención y el encargado hoy no vino, así que estuvimos en completo silencio, hasta que...

— Auch — decido pronunciar.

Emma sabe a lo que me refiero y responde:

— tranquila, Francia, no sufras, no fue nada. — dice ella con una sonrisa.
— oh, dios, Emma. Tú sabes que ese chico es mi sueño. — digo triste.
— lo sé y nunca haría nada para herir... — Emma estaba a punto de acabar lo que iba a decir cuando el encargado de hoy dijo:

— ¡Silencio!

Inmediatamente giramos nuestras cabezas para verlo y nos quedamos en completo silencio por el resto de la hora.

Nota de Francia: Querida Emma:
Parece que nunca tuviste la oportunidad de acabar tu frase y por eso hiciste todo lo contrario...

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