Lagrimas y Risas

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Mi familia es perfecta.

Y no siempre quiere decir que viene de la palabra "perfección" en todo su significado.

Es perfecta cuando ni siquiera lo es, cuando los gritos gobiernan la casa y las lagrimas surgen en el baño. Es perfecta porque ni siquiera en esos momentos deja de inundar en ella el cariño de sus participantes. Cuando tu madre a quien la vida se le vino cuesta arriba aparece para darte una taza de café acompañada de sus disculpas y lamentos.

La realidad es que no siempre era ella quien debía pedir perdón, pero una es primeriza en la vida, no logra ver mas allá de las lagrimas en su mejilla. En cambio, ella lo toma como parte de esa profesión que vos misma le otorgaste al nacer.

Hay momentos en donde las risas ocupan todos los rincones de la casa, donde no se conoce lo que es el sueño, solo se puede bromear y reír hasta la madrugada. Costumbre nacida de tres hermanos que compartían una habitación y debían reír en susurro para que sus progenitores no supieran que seguían despiertos a pesar de tener que asistir al colegio en unas horas.

Hermanos que durante la secundaria le perdieron el miedo a ser descubiertos, descubriendo la risa trasnochera en su máximo volumen. Tres hijos con tres años de diferencia entre cada uno que podían reír como trillizos ante vídeos y anécdotas de sus salones. tres chicos que aveces eran cuatro, o cinco, o seis cuando sus mejores amigos completaban esa habitación de locura. Crecieron con la enseñanza de sus padres de que todo mejor amigo de ellos pasaba a ser un hijo de esa casa, y era tratado como tal en todo su esplendor.

Los padres mismos muchas veces podían parecer dos niños mas en esa ecuación, todo amigo tuyo también lo era de ellos, las bromas surgían entre todos, la cena elegida era la comida favorita de alguno de los amigos que venían a pasar la noche con ellos (o la semana, que siempre había un ¨hijo adoptivo¨ quedándose hasta meses). pasear era lo que mas le gustaba hacer al padre, aunque a la madre no le gustaba tanto, los chicos amaban salir salvo cuando consistía en visitar a conocidos, automáticamente se convertían en chicos tímidos y bien portados, aburrido para ellos y placentero para sus padres.

La casa podía ser un mar de risas con la misma facilidad que un mar de lagrimas, podían pasar de ser las personas mas felices a pasar tiempos de desdicha y crisis. Los gritos volvían, pocas veces acompañados de vidrios rotos y palabras que rompían mucho mas a su paso, jóvenes fingían dormir mientras escuchaban cada una de esas palabras, entendiéndolas todas sin que su temprana edad sea un impedimento, piernas que se movían a camas ajenas para acompañar a dos piernitas mas frágiles. Pero la niña mayor, que ya no era tan niña a pesar de su burbuja de anti-realidad, seguía viendo la perfección en ella. Veía lo placentero de la vida en esa casa, todo podía ir mal afuera de ella pero dentro obtenía la felicidad.

Y es fácil ser feliz cuando te despiertas un sábado escuchando a Soda Stereo en el reproductor, sabiendo automáticamente que su padre estaría preparando un asado mientras su madre terminaba de hacer las ensaladas. Que a pesar de la discusión de la noche anterior ahora andaban bromeando y riendo por el patio.

Para ella eso era suficiente, era su perfección.

Y dejo de serlo.

Acostumbrarse a vivir sin su padre en casa luego de veinte años fue lo peor que le pudo pasar, y estamos hablando de una nena a la que le pasaron cosas.

Tener que ver a su familia perfecta marchitarse mientras su padre se creaba otra era difícil, ver a su madre no poder salir adelante lo fue mas.

Esos chicos crecieron teniendo altibajos económicos como entorno familiar, vieron llorar a sus padres por la falta de dinero y los vieron tener tanto como para darles una pieza a cada uno en pocos meses. Pero nunca eran conscientes del tener o no tener, ellos solo vivían y sonreían con lo que les daba la seguridad de su hogar, todo gracias a un sacrificio silencioso de sus padres.

Cuestión que las cosas cambian, los padres se divorcian y los papás ya no te dan esa seguridad que era lo único que conocías, tu madre quien no trabajo casi nada en su vida no sabe lidiar con los nuevos tiempos y sos consciente que te toca ser el nuevo sustento de esa familia que quedo, de esos hermanos todavía pubertos y esa madre que no tiene fuerzas para seguir protegiéndolos.

Es acá cuando pasas años trabajando y lidiando con la realidad de mantener una familia, mantener su felicidad. Lidias tanto con ella que ya no te parece perfecta, ya no te recuerda a lo que solía ser, pero sigues anhelando escuchar a Soda Stereo al despertarte, escuchar el susurro de tus padres hablando mientras toman mate pensando que así no te despertaran.

Anhelas tanto que te vuelves ciega a lo que esta frente a vos.

Me llevo un tiempo ver lo que estaba frente a mí, ver la sonrisa de mis hermanos tomando mate con mi madre, ver los pequeños detalles de un padre que no sabe ser un padre divorciado, que se equivoca mucho pero no hay maldad en sus actos, no veía las bromas entre mis hermanos, esa que permanece a pesar de las peleas, y las risas, nunca van a ver a una familia reírse tanto, de manera tan contagiosa y alegre. Pero podrán ver en ellos unos días en donde los amigos se juntan, convocando una mesa en donde comen entre gritos de broma, risas que escuchan hasta los vecinos y tomadas de pelos sin que nadie se sienta ofendido, verán el amor que hay entre los hermanos, los amigos y la madre.

Y el padre, que lastimo a sus hijos de una manera que ni él se da cuenta, puedes observar el amor que se tienen en esos pocos momentos que se ven, ya sea en la puerta de la que una vez fue su hogar o en los raros momentos que puede salir a algún lugar con sus hijos. Ya no queda nada de esos paseos matutinos tan comunes en la infancia, ya son otros los que le acompaña en esa salida. Pero esa es una realidad de la que hasta el día de hoy se aprende a lidiar, reafirmar la relación es un trabajo que les llevará tiempo pero del que se esta dispuesta a intentar con tal de no sufrir un distanciamiento total. Perdonar y aceptar que nunca fue el villano de la historia.

Las cosas no pueden ser perfectas, son definitivamente mas difícil para los chicos en cuestión. Pero la familia que algún día vieron perfecta no desapareció como a simple vista creían, aprender a notar el cambio y aceptar la calidez que todavía queda en sus raíces es lo que la hace única antes los ojos de la niña mayor, que dejó mucho de niña en el camino.

Familia perfecta.Where stories live. Discover now