Capitulo 3

2 0 0
                                    

Llego a casa luego de la escuela, no hay nadie mi madre trabaja al igual que mi padre y hermana, sin embargo, no tengo idea de donde podrá estar mi hermano y tampoco me molesto en buscarlos por la casa.

¡AH! Todavía no me presento, me llamo Rebekah Mayer, tengo 16 años, vivo en Liverpool, Reino Unido con mis padres, Ivonne y William, y mis 2 hermanos, Melissa de 20 y Júpiter de 18. Vivimos en una casa apartada del centro, no es una casa de lo más grande pero, a pesar de eso, cada uno tiene su propio cuarto.

Decido hacerme algo para comer, y como soy un queso para estas cosas, decido hacerme un emparedado. Estoy entrando a la cocina, y mi idea de que la casa estaba sola es errónea, allí se encontraba Júpiter cocinando, por lo que pudo alcanzar mi nariz, pastan. Este hombre si que sabe hacer pastas con salsa.

Se da vuelta y me mira con una sonrisa.

-Quería que fuera sorpresa, pero llegaste antes de la escuela- me dice haciendo una de tristeza falsa.

- Salí antes- digo restándole importancia- ¿Por qué una sorpresa?- pregunto confusa, no es mi cumpleaños o algo parecido.

El me mira con pena y me responde–Hoy se cumplen 2 meses-.

Oh, aquí vamos de nuevo. Doy vuelta mis ojos y comienzo a salir de la cocina con destino a mi cuarto.

-Vamos Rebekah, no te enojes solo quiero verte feliz- me dice él. Lo miro a los ojos y sé que lo que dijo es verdad.

-Aprecio mucho lo que haces por mí, lo que todos están haciendo por mí. Pero porque ella lo hizo no significa que yo vaya a hacer lo mismo que ella- digo soltando todo lo que tenía guardado en el pecho. Estos últimos 2 meses todos se están esforzando al máximo para "verme feliz". Y no es que yo no valore todo lo que hacen, es que a veces se exceden y la verdad es que yo prefiero estar sola y tomarme mi tiempo para meditar lo que paso y lo que me está pasando ahora.

- No lo volveré a hacer, lo prometo- me dice con la cabeza baja –Pero por favor, come un poco de l que te prepare- me ruega.

-Está bien, vamos- le digo mientras lo abrazo por la cintura y el a mi por los hombros.

Y así estuvimos todo lo que quedaba de la tarde, mirando películas o jugando videojuegos.

Lo que nunca pasóWhere stories live. Discover now