Hubo un tiempo en el cual no entendía por qué todo lo malo me pasaba a mí.
Un mal día tras otro, un mal año tras otro, una desgracia tras otra, discriminación a mi derecha y a mi izquierda, rechazo al frente y detrás, impotencia frustración, un vacío oscuro, frío y desolación, entro otras cosas más, muchas más.
Hoy despierto, un nuevo día, por alguna razón empecé a imaginar un futuro, un futuro incierto y lógicamente absurdo, me veía con trabajo, me veía con esposa, me veía con 2 hijas, me veía feliz, era el mejor padre, amaba y con el mismo amor era correspondido, no te voy a abandonar y siempre estaré contigo, te apoyaré y estaré cuando más lo necesites, le decía a mis hijas. Tal vez le decía esto último porque nunca me lo han dicho o tal vez porque lo necesito escuchar, no lo sé. Solo sé que era tan real todo, que mientras permanecía acostado en la cama sonreí y una lágrima broto de un ojo y rodó hasta el otro y volví a mi realidad, todo era mentira, todo era imaginario y ojala también fuera mentira mi realidad y también fueran imaginarios cada uno de mis problemas.
Las peores bromas las me la juega mi mente y aunque muchos dicen que las palabras duelen más que los golpes para mí vivir de esta manera duele más que cualquier otra cosa.
Pero todo es un círculo, todo es una esfera, es el mismo ciclo, nada, cambia todo sigue igual y en ocasiones suele empeorar, es un frío intenso de mil millones de grados bajo cero (0) que azota mi árido desierto.
Hace falta la línea recta que divida el círculo en dos mitades, así se termina el ciclo
La misma línea recta que abriría una brecha en el cuello o en las venas
La misma línea recta que separa la muerte de la vida
La misma línea recta conla que nos volvemos suicidas.
