❬❛ 🥀 ⋮ hanahaki ❜❭

「 11 」

CAPÍTULO XI
❬❛  🥀  ⋮ Adieu  ❜❭

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     Lo primero que hizo al despertar fue cambiarse y estar presentable para el día. Muy temprano fue al hospital donde atendían al joven slytherin. Era diferente de otros días. Estaba nublado, y había una leve sensación de humedad en el ambiente. Ese día no llevó el libro que le leyó los días anteriores.

Tomó aire antes de entrar, estaba nervioso y bastante sensible. Despertó llorando, y al mover su brazo para alcanzar sus gafas notó una pequeña flor blanca al lado de estas.

Entró y pudo ver a la señora Malfoy llorando desconsoladamente en los brazos de su marido. Quien también estaba llorando de una manera más silenciosa mientras acariciaba el cabello bicolor de la señora. Al lado estaba Snape, con la misma mirada seria de siempre, pero sus ojos estaban un poco rojos y cristalinos. Sostenía un cuaderno color negro con el estampado de una serpiente en el centro.

—El joven Draco Malfoy, falleció la mañana de hoy a las sierre con treinta y cuatro minutos. Se mantiene conectado a petición de los padres, le darán dos días de prueba.— Dictaba una mujer para el llenado de unos papeles.

Potter sentía como su corazón se encogía cada vez más a cada palabra dicha por quien parecía ser una enfermera, pasando un par de papeles al matrimonio. Quien realmente no se animaba a firmarlos. La mano de Lucius tembló cuando la pluma tocó el pergamino.

—Señor Potter—. Reconoció la lenta voz de Severus Snape, solo se giró esperando no le preguntara demasiadas cosas, o que le echara de ahí.

Y fue así, no hubo comentarios y preguntas, el profesor le pasó el cuaderno que antes tenía y se fue con la pareja. Harry aprovechó que ellos estaban ocupados para entrar a la habitación donde tenían a Draco Malfoy. El aparato que medía los latidos estaba en silencio, y solo mostraba una línea horizontal en él.

Harry se sentía tranquilo, o de eso intentaba convencerse. En el estaba el sentimiento de que habían hablado y que las cosas no quedarían sin resolverse. Le costaría desacostumbrarse de las visitas por las tardes o noches, pero más le costaría desacostumbrarse a tener alguien ahí que le obligara a ser mejor cada día. Porque Malfoy quizá sin quererlo, siempre encendía ese algo en Harry que le ayudaba a ser más fuerte. Él había sido parte importante a la hora de crear su carácter.

A Potter le quedaba una cosa de la cual arrepentirse, jamás terminó de leerle ese libro, le faltaron unos tres o cuatro capítulos largos.

El gryffindor volvió su mirada a Draco, quien ahora parecía feliz. Nuevamente había una expresión en él, una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios, y su demás rostro se veía relajado. Harry sonrió un poco por aquello. No se había ido sufriendo. Su sonrisa era tan genuina como la que le había dedicado en su sueño en el hermoso jardín. Sus ojos se humedecieron.

—Espero que ya seas libre, Draco—.

Se acercó para acariciar su mejilla y acomodarle un mechón de su cabello. Lanzó un hechizo silencioso a las flores que empezaron a marchitar, llenándolas de vida nuevamente, se despidió de él y salió del cuarto.

—No, no van a desconectarlo—. Concluyó Narcissa bastante desconsolada, negándose a que su hijo muriera. Un grupo de enfermeras quería calmarla, pero ella seguía alterada ante la idea de perder a su único hijo.

Harry se sentó en una pequeña silla azul y abrió el cuaderno. Las primeras paginas eran notas de clase, pero a partir de una página marcada empezaba a hablar solamente de hanahaki. Aunque no eran apuntes demasiado organizados como los de clase, seguían siendo bastante buenos. Mejor que los suyos.

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HANAHAKI — DRACO M.

Algunos pétalos pueden indicar lo que está pasando y ayudan a comprender mejor la enfermedad:
✦ Pétalos blancos: Pureza e inocencia.
✦ Pétalos rojos, (clavel rojo): "Corazón que suspira", o amor intenso.
✦ Hortensia: Capricho.
✦ Dalia violeta: Amor fuerte.
✦ Rosa amarilla: Debilidad, celos.
✦ Narciso: Amor no correspondido/tragedia.

▸ Las flores marchitas o de tonos oscuros indican que se escondió la enfermedad por mucho tiempo.
▸ La amortentia, al no crear amor de verdad, no sirve. Usar Felix Felicis al momento de confesarte, tampoco.
▸ Los celos empeoran la enfermedad.
▸ El rechazo directo es causa inmediata para que la enfermedad consuma a la persona.

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Harry seguía leyendo sorprendido, ese pequeño cuaderno tenía más información que todo lo que se encontraba en la escuela. Síntomas, datos, significado de pétalos e incluso advertencias. No entendió porque Snape le dio esa libreta, sería mejor que el colegio la conservara para futuros afectados.

Continuó hojeando la libreta hasta que casi al final encontró algo que parecía ser más una carta que apuntes. Decidió ver sobre qué se trataba. Y al ver ahí, el nada lindo apodo con el que Draco a veces le llamaba, decidió leerla.

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Te odio tanto. Idiota, cara rajada.
Odio tu mirada cuando no es para mi, cuando es para alguna chica que te vuelve mas idiota. Odio tu sonrisa cuando no la causé yo, sino alguien más a quien sea mejor visto por los demás. Odio que a pesar de que nos podemos llamar "amigos" debamos escondernos de todos y fingir que a penas nos conocemos por los pasillos. Odio no ser yo quien te sujete la mano mientras caminamos por el castillo. Odio no poder decirte directamente como me siento. Odio que dejaras pasar aquel beso como si nada. Odio que dejaras pasar ese íntimo momento como si jamás hubiera sucedido. Odio lo que causaste en mi. Odio tus ojos verdes llenos de vida. Odio tu sonrisa que me reconforta hasta en mis peores días. Odio tu valentía. Odio tu honestidad. Odio tu torpeza. Odio tu bondad. Odio tenerte tan cerca pero no poder hacer nada. Odio no poder besarte cuando yo quiero. Odio que eres una persona que no puedo odiar.
Je t'aime. Harry Potter.

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No sabe en qué momento de la carta había comenzado a llorar. No era muy larga, pero le dejaba en claro muchas cosas. Parecía reciente, y eso le dolió. Porque el rubio se estuvo guardando varias cosas, algunas que eran simples y otras que hubiera hablado encantado, pero pensó que el otro se negaría. Cerró el cuaderno y lo dejó de lado, intentando acomodar sus pensamientos. Secó sus lágrimas, recordando que el rubio, en su sueño, le había pedido que no llorara tanto.

Recargó su cabeza en la blanca pared que había tras de él, Draco en ese momento podía estar en ese paraíso que su mente diseñó, y a él le quedaba mantenerse ahí, en la tierra. Esperando resignarse por la pérdida de alguien que le había dejado marcado desde los 11 años. Porque ya no había nada más que hacer.

Cada mala broma que terminó en alguna tonta pelea, cada vez que el rubio quería provocarle, cada golpe y encantamiento. Cada abrazo y palabra reconfortante. Todas las sonrisas traviesas o genuinas. Extrañaría todo eso.

—Adiós, Draco Malfoy—. Murmuró cerrando sus ojos. Recordando la sonrisa de este. Desde el principio, las cosas estaban destinadas a ser de esa manera. 

—Je t'aime.—

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