Parte 1

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Su mejor amigo, ya no es la persona que Taeyong solía conocer.

Hace unas semanas, si a Taeyong le hubieran preguntado qué clase de chico era Nakamoto Yuta, seguramente habría respondido algo como «Yuta es alguien que podría hacerte sonreír en menos de dos segundos, como una pastilla llena de felicidad, un ser...

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Hace unas semanas, si a Taeyong le hubieran preguntado qué clase de chico era Nakamoto Yuta, seguramente habría respondido algo como «Yuta es alguien que podría hacerte sonreír en menos de dos segundos, como una pastilla llena de felicidad, un ser que ama la vida y está agradecido con ella por el simple hecho de haber nacido, también atesora mucho a su familia, pues no hay nada más difícil que estar lejos de tus seres queridos... Y sé que no puedo compararme, pero me ha dicho que soy su persona favorita y por eso yo siempre estaré presente para apoyarlo. Sin duda, Yuta es mi mejor amigo, lo amo».

Las palabras exactas, lo que no habría estado dudoso en responder.

Porque durante un corto periodo de tiempo ni siquiera estuvo seguro de que, quien consideraba el más especial para él, era verdaderamente Yuta; y no hace muchos días de eso.

Pese a ello, aquí estaban los dos. El nipón lo llamó desde el marco de la puerta, musitando un «Ayúdame, Tae» previo a su estrepitosa caída sobre la alfombra, arruinándola en el proceso. Ver las manchas de sangre en sus prendas, hicieron que se le pusiera la piel de gallina al instante, de manera escalofriante.

Sangre ajena.

Todo estaba mal, más no se atrevió a hacer caso omiso a los desesperados ruegos de Yuta.

¿Quién eres? ¿Qué hiciste con mi mejor amigo?

Eso es lo que se habría preguntado, antes de conocer el problema.

Ellos eran unos simples chicos de instituto, de esos que iban juntos a todos lados como si estuvieran pegados con pegamento industrial. Amigos normales, a fin de cuentas.

¿Qué les había sucedido?

A donde quiera que Taeyong iba, Yuta lo seguía como un perrito, y al revés. Dos personalidades muy distintas, pero que encajaron a la perfección desde que se conocieron.

¿Por qué todo había cambiado?





Cuando Yuta no llegó a clases, a mitad de semana, Taeyong no meditó mucho la razón, ni el porqué. Tal vez se había enfermado o hasta ido de parranda a algún club nocturno. A diferencia de él, Yuta era así, le gustaba divertirse y ese hecho nunca antes supuso un problema, porque al día siguiente regresaba, o incluso antes de media noche, sumado a que nunca hacía ese tipo de cosas durante días de semana.

Sin embargo, para estar más tranquilo, decidió hacerle una visita en su dormitorio, como acostumbraba hacerlo. Taeyong vivía aún con sus padres, pero no era raro que pasara más tiempo con Yuta que en su propia casa.

Pero sólo encontró a Dong Sicheng, el compañero de cuarto de su mejor amigo. 

Él no había vuelto.

L'appétit︱YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora