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La enorme sala estaba repleta de hombres que lo único que buscaban era ganar y gastar dinero de forma sucia para saciar esas innecesarias ganas de sentirse superior por tener dinero; cada uno de ellos subastaba algún objeto de valor para que otro lo pagara el doble o hasta el triple de lo que en verdad valía, y así sucesivamente. Esto era lo mínimo que la mafia surcoreana solía hacer, esto era más como un pasatiempo o una forma de divertirse, porque podrían haber cosas todavía mas oscuras y sucias si te adentrabas más a esta red enorme de mafiosos, donde, curiosamente, dos de los tres hombres más ricos del país se encontraban allí presenciando aquella subasta. Uno de ellos a lo lejos y el otro como el anfitrión de la misma.

Increíble era que a pesar de ser sus hijas, el tercer hombre más rico del país no había sentido ni una pizca de remordimiento al ofrecerlas por un poco de sucio dinero en aquella subasta. La mayor, conocida por muchos como "Solar" cuyo verdadero nombre era Kim Yongsun, se encontraba arriba de aquel escenario esperando con ansias que alguien pierda la cabeza y termine matando a todos y cada uno de aquellos repugnantes hombres con alguna de sus armas. Seguía totalmente herida y horrorizada al enterarse que su propio padre fue capaz de ofrecer su cuerpo por un poco de dinero, también le generaba mucha ira el tener que pensar en que estaba siendo subastada, era una mujer, era una persona, no un maldito objeto o pedazo de carne que pueden pagar con asqueroso dinero. Pero poco podía esperar de una sociedad misógina y de un padre tan misógino como el que tenían. Entre lo más leve que podía llegar a ser.

Pero había algo que realmente era lo que más le dolía, y eso no era que esa noche iba a tener que acostarse con alguno de aquellos cerdos, si no, que su hermana menor también estaba siendo subastada allí. Kim Yerim, su hermana de a penas dieciséis años estaba en ese lugar, a su lado, esperando a ver quién la compraba. Nuevamente, Solar sintió asco en pensar en ellas dos como si fuesen un objeto, pero es justamente como estaban siendo tratadas. Y lo peor de la historia, es que su padre le había prometido que si lo obedecía la menor de las dos se vería completamente apartada de este asunto; pero Solar fue demasiado inocente al pensar que la palabra de un mafioso tendría algún tipo de valor.
No demoraron mucho en vender a Solar, la oferta no estuvo casi nada peleada y rápidamente la joven de veintiún años ya tenía dueño por una noche. Pero la de rosas cabellos no pensaba quedarse de brazos cruzados, era la hija mayor del tercer hombre más rico de Corea del Sur, ¿realmente quién había pagado por ella esperaba que se quede de brazos cruzados y acepte todas sus órdenes? Ella iba a hacerse respetar y tenía sus métodos para ello, pero no ahora, ahora solo tenía una cosa en mente, y esa era analizar de que forma podía salvar a Yerim.

La oferta de Yerim sorprendentemente fue muy peleada, casi se arrancaban los pelos para seguir aumentando su precio y ver quién ganaría. Solar sintió cada vez más asco a los hombres y agradeció ser totalmente lesbiana, en su vida tocaría a un hombre y menos a aquellos mafiosos de cuarta.

—¡Ofrezco quinientos mil!

Empezó uno.

—¡Un millón!

Siguió otro.

—¡Cien millones!

Solar solo podía pensar, ¿realmente tenían tanto dinero para eso? Obviamente sería dinero lavado, ilegal, para nada limpio. Para nada esta gente era capaz de manejar tal suma de dinero.

—¡Mil millones!

¿Esto era en serio?

—¡Un billón!

La ruidosa sala quedó en un abrupto silencio al escuchar a una mujer ofrecer esa gran suma de dinero, dicha joven estaba encapuchada pero sin embargo dejaba ver largas mechas castañas caer por aquella capucha. La misma se paró sin siquiera pensarlo y con dos maletines repletos de dinero se subió al escenario, apenas descubrió su rostro y dejó ver su enorme sonrisa, a Yongsun casi se le explota la yugular de la rabia.

「 Asta D'Amore. ፧ YermSeul 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora