Capítulo Único - ❝Había una vez un rey y un asesino❞

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❝Besarte es pactar con el enemigo,

y ganar todas las batallas a la vez❞.

—Eijiro, alas —Ordena Bakugo, impasible, al hombre pelirrojo a su derecha, que deja de ser un hombre en una única nube de humo rojo opaco

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—Eijiro, alas —Ordena Bakugo, impasible, al hombre pelirrojo a su derecha, que deja de ser un hombre en una única nube de humo rojo opaco.

— ¡No puedes hacer esto, Katsuki! ¿¡Que va a decir tu pueblo!? —Le reclama Sero Hanta, espantado al ver a su rey trepando al dragón de brillantes escamas carmesíes que responde al nombre de Kirishima Eijiro. Ashido Mina, cuyos globos oculares pasan del negro al blanco y sus irises de amarillo claro a oro resplandeciente, apoya una mano en el pecho del azabache, ganándose su atención y deteniendo así sus reclamos. La furia estalla debajo de la piel de la mujer, usualmente pacífica y alegre, y Sero puede sentirla. Casi quema.

 Ashido quiere fuego y sangre. Quiere venganza. Y él lo sabe.

Bakugo, por otro lado, ya está montado sobre el dragón, mirándolos de esa forma que significa "suban ahora o nunca". 

Suban al dragón gigante para volar a Dahosne, el Reino Oscuro. La Tierra Maldita por Jez. 

Sero cruza los brazos sobre el pecho: no piensa hacerlo. No pueden dejar a Lihzro sin nadie que lo dirija, sería un caos. Bakugo era el rey, y ellos, sus mejores amigos, el Consejo Koi, líderes de las cuatro ciudades que componían el reino. No podían irse así como así. Entendía el dolor de Mina, y sabía que Dahosne llevaba siglos cometiendo injusticias contra los suyos, pero ¿Irse en una misión de rescate sin saber siquiera quien se llevó a Kyoka? Era una locura.

Una misión suicida, nada menos.

Y sin embargo, en otra nube de humo, esta de rosa pálido, Ashido Mina se convierte en el ser alado del tamaño de un dedal que es y vuela hasta ubicarse sobre el hombro de Bakugo. Sero lo sabe porque ella, a pesar de quedar diminuta en su transformación, irradiaba un brillo del color de los pétalos de cerezo muy potente. Un momento después, Kaminari Denki trepa por el cuerpo transformado de Kirishima y se coloca detrás de Bakugo, agarrándose a los picos duros como rocas que coronaban el lomo del dragón.

Bakugo Katsuki vuelve a mirarlo, sus irises rojas como el sol sobre sus cabezas alargándose como las de la bestia con la que comparte sangre. "Está perdiendo el control".

—No van a decir nada porque no se van a enterar —Declara—. Quedas a cargo hasta que regresemos, Hanta —Como no ha usado ninguno de sus apodos despectivos, el azabache entiende que su amigo lo está diciendo en serio. Muy en serio. Hanta quiere gritar y protestar como un niño pequeño, reclamando que él no era más que un simple mago, que no podía con todo un reino mientras ellos se iban a la trampa mortal que eran las tierras de Dahosne.

Pero no lo hace.

Si se hubieran llevado a Yuuga en vez de a Kyoka él estaría igual de furioso que Mina, y si este fuera un cambia formas leal y estúpido como lo era Eijiro, él lo acompañaría como Denki estaba haciendo. Sero entendía. Además, a parte de ser su amigo, Katsuki era su rey.

◤Larga vida al rey◢ [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora