El conejo de la luna

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A veces ser el conejo de la luna se sentía muy solitario. Desde que tiene memoria Doyoung ha vivido solo, sin nadie alrededor con quien platicar ni con quien jugar.

A veces se pregunta por qué es el único ser que habita en la luna, por qué a pesar de tantos años no ha habido alguien mas para que lo acompañe.

Cuando es de día y el sol es quien ilumina la tierra, mientras la luna se esconde, el conejo se pone a saltar de un lado a otro y a rodar de aquí a allá divirtiéndose por si solo. 

Cuando cae la noche sobre la tierra y las luces de la ciudad se encienden, Doyoung se tira sobre su estomago mientras observa a las personas pasar.

Una de las cosas favoritas del conejo es mirar como las personas van de un lado a otro riendo, comiendo alguna cosa, jugando, etc. Él ha visto tantas cosas que hacen los humanos pero que no sabe que es lo que están haciendo.

En muchas ocasiones ha imaginado cómo sería si él pudiera vivir como las personas y convivir con ellos.  No es que esté quejándose de ser el conejo de la luna, porque él sabe que el destino así lo quiso y el destino nunca se equivoca.

Doyoung también sabe que él tiene la capacidad de ir a la tierra si el lo desea. Lo ha intentado varias veces pero siempre se acobarda a ultimo momento. 



En una noche como muchas otras, el conejito de la luna se encuentra acostado sobre su estomago viendo hacia la tierra. Esa noche era diferente, hoy había mas personas reunidas, y muchas luces por doquier con unas cosas enormes que van de arriba a abajo y de un lado a otro. Otras daban muchas vueltas y el conejo podía ver como la gente reía en demasía cuando se subían a esas cosas enormes. Algunas personas se podían ver que gritaban hasta las lagrimas pero cuando bajaban de la cosa empezaban a reir entre ellos.

Se quedó observando por bastante rato hasta que ya no había demaciada gente en el lugar  iluminado de colores brillantes.

La gran curiosidad por saber y ver de cerca que eran esas cosas enormes luminosas lo estaba matando. Sus patitas le daban cosquillas queriéndolo guiar a la entrada que le llevaba a la tierra.

Ansioso llevaba su mirada a la puerta que lo llevaría al lugar donde tanto quería ir. Sus manitas se movían ansiosas y empezaba a jugar con sus dedos.

Caminó la distancia a la puerta, tomó la perilla de esta y la giró. Sintiendo los nervios crecer dentro de su cuerpo. Tragó duro y abrió, se dió valor y asomó su cabeza hacia dentro de la puerta.

Se echó hacia atrás sorprendido y asustado cayendo sobre su trasero porque cuando sacó su cabeza era como si estuviera ya en la tierra, se había encontrado justo afuera del lugar lleno de luces de colores. A unos cuantos metros solamente.

Se levantó nuevamente ya mas relajado y volvió a asomarse por la puerta. Esta vez mas confiado sacó el pie derecho también y pudo tocar el suelo con su pie desnudo. Sintió el piso fresco y sonrió porque al fin estaba tocando el piso del lugar al que tantas veces había querido ir.

Salió completamente y la puerta se cerró. Volteó hacia atrás y la puerta por la que salió ya no estaba ahí. Se descolocó un poco pero pronto se olvidó de de eso cuando su mirada se dirigió a las bellas luces.

Una emoción de miedo a lo desconocido y la curiosidad lo llenaron y empezó a caminar lentamente observando todo alrededor con asombro.

El conejo se escapó de la luna// JohnDo// OneShot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora