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—Estuviste mirando a esa mujer toda la noche —distendí la cama, de mala gana sin preocuparme por ponerme el pijama porque estaba demasiado enojado para pensar en eso.

—No lo hice y por favor no empieces —dijo Taehyung terminando de ponerse su playera para dormir—. Siquiera quítate los pantalones a los echarás a perder.

Me dijo, yo todavía tenía puesto el traje, pero a mí no podía importarme en lo más mínimo, estaba celoso, muy celoso y no podía controlarme.

—¡¿A quién le importan los jodidos pantalones?!, ¡Lo hiciste, la miraste, no me engañes y sincérate conmigo!, tú la amas.

—¡Joder Hoseok! —grito, incluso más fuerte que yo, maldijo mi nombre y lo vi salir de la habitación para no regresar.

Después de varios minutos asustado de que se hubiera ido a buscarla, salí de mi cama hasta la sala, y entonces lo vi intentando dormir en el sillón. Camine y me agache en el piso frente a él.

—Perdón —susurré—. Taehyung háblame.

No hubo respuesta así que me puse de pie de nuevo para irme y darle su espacio; sin embargo, sentí su mano apretar la mía y jalarme, de un momento a otro me encontraba encima de él, sus brazos rodeaban mi cintura con fuerza. Su rostro de hundió en mi cuello y me beso con delicadeza.

Pequeñas caricias fueron dejadas en mi piel haciéndome estremecer, difícilmente encontraría a otro hombre que me hiciera sentir lo mismo que Taehyung, quien con sólo soplar en mi oreja me ponía la piel de gallina, un simple roce de su nariz en mi cuello me provocaba mucha excitación y sus besos me sabían a gloria. Jamás podría enamorarme de otro hombre que no fuera Taehyung, sí, a estas alturas de mi vida yo lo amaba demasiado.

—Me gusta —dijo suavemente después de besarme—, cuando no estás diciendo cosas sin sentido.

—Lo siento, a veces me pongo histérico —hable con sinceridad, esperando que me entendiera—, no quiero que me dejes, no sé qué haría sin ti, sé que soy insoportable a veces, pero es sólo que; Temo porque vayas a dejarme y yo sé que la amaste mucho y...

Me beso en los labios callándome por completo, su lengua se deslizó por mi cavidad bucal de manera deliciosa y con cada toque mi cuerpo se volvía gelatina.

—Tú no tienes idea de lo atado que me tienes —dijo, sus manos se movieron por mis pantalones hasta bajarlos—. No sé qué hacer para que no dudes de mí.

Dos de dedos se abrieron paso por mis nalgas y después penetraron en mi con un poco de brusquedad y gemí aferrándome a la espalda de mi esposo, acostado como estaba, podía sentir su erección frotándose en mi pierna.

—¡Oh dios!

—Eres increíblemente precioso, nunca lo dudes, hoy te veías hermoso y me gusta mucho tu collar, se ve sexy, el encaje te queda bien.

Ya no dije nada y Taehyung tampoco; sólo se dedicó a hacerme sentir bien; me acaricio, me beso y me hizo el amor delicadamente. Me reconforto por las noches que habíamos perdido, llegamos al orgasmo uno detrás de otro.

Pero yo, tenía un problema y una montaña de inseguridades en mi cabeza. No podía considerarme mejor que la mujer que él amó, no podía dejar de imaginarme cómo la besaba o le hacía el amor a ella, las veces que le dijo que la amo, era frustrante.

La chica que amaste VHOPE/FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora