El sonido parecía lejano, aun así era percibido por mis oídos. Me removi en la cama y me aferre más a mi cálida sábana.
Apretaba con fuerza mis ojos intentando que no se abrieran. Fue difícil consiliar el sueño y todos por ellos. El reloj volvió a sonar, pero esta vez con mas intensidad, entonces me levanté como un resorte.
Taye mis ojos adormilados para luego buscar el dichoso aparato, apagué la alarma y vi la hora; 5:45 AM. Por esta razón y quizá muchas odiare la universidad. Me levanté por completo y caminé hacia el closet, tomé unos jeans negros gastados, una sudadera roja y unos converse blancos, nunca me ha interesado combinar, simplemente me importa estar vestida.
Entré al baño, me cepille los dientes y luego me metí a la ducha ¡aush! El agua salía fría muy fría, sin embargo no podía demorar; era mi primer día de clases y debía de contar con el tiempo suficiente para poder buscar el salón.
Medía hora después, ya me había vestido y en ese momento peinaba mi larga cabellera, he pensado en recortarla, después de todo siempre la mantengo sujeta en un moño uniforme. Apliqué un poquito de brillo transparente en mis labios entumidos por el frío. Eran las 6:30 cuando cogí mi mochila, la colgué en mi hombro izquierdo y abrí la puerta.
Un par de ojos azules se posaron en mí de inmediato. El fulano permanecía con los brazos cruzados, sentado muy cómodamente en el sofá. Vestía una ramera roja y pantalón blanco — es hermoso — pero qué mierdas digo, solo es un estúpido engreído.
Hice como si él no estuviera en mi rango visual y caminé hasta la puerta con intención de marcharme, podía sentir como su fría mirada se estampaba en mi espalda.
— Kagome — la voz chillona de Yura me detuvo. Me gire y fingí una sonrisa — pero qué haces, aun falta mucho para la primera clase — tenía una pequeña charola en las manos con dos tazas y pan, quizá era café. Él rodó los ojos con fastidio y vio hacía otro lado —Mmmm por cierto yo... — se puso nerviosa y su rostro cambió de color, de pálido a rojo — quería pedirte una disculpa por lo ocurrido, sabes, estoy muy apenada, ya...
— Relajate Yura — habló él con tono estoico — Solo fue sexo, como siempre lo hemos echo, no tienes porqué dar explicaciones — gruñó. Yo permaneci muda, realmente no esperaba a que Yura se quisiera disculpar conmigo.
— No te preocupes. No oí nada — dije para calmarla, ella sonrió nerviosa y él se levantó como bala del sofá.
— Era lo que faltaba — habló con tono irónico, se tocó el puente de su nariz y posó la otra mano en su cadera — ahora resulta que por culpa de ésta — me vio con sus ojos oscurecidos ¿estaria molesto? Oh vamos Kagome, sí, si está molesto — ya no podremos follar como nos gusta, porque puede oír.
— Oye Bank, ya dejalo así. Simplemente sentí la necesidad — habló Yura intentando calmarlo pero él parecía una bestia hambrienta ¡me quería matar!
— ¿Necesidad de qué? Por favor — sonrió a carcajadas — es algo lógico que la muy tonta ya a follado duro.
Yo abrí mis ojos como platos. Yura también lo vio con una perfecta o en su boca. Me humilló, su maldito comentario me golpeó... Mis ojos picaron e intenté retener las lágrimas, demasiado tarde, estas ya recorrian mis mejillas.
— ¡Eres un insensible! — le gritó Yura, al verme llorar. Él solo rodó los ojos.
— Sí, si, sí exagere — dijo con burla — con esas fachas de espanta pájaros pero ni el mas urgido tendría sexo con ella.
— ¡Bankotsu! — volvió a gritar Yura. Yo parecía haber caído en un abismo. Nunca antes me sentí tan humillada. Él tomó un casco y con el ceño fruncido caminó hasta la puerta.
— Vete a la mierda Yura — dijo abriendo la puerta y luego azotarla casi en mi cara. Con la manga de mi suéter limpié las tontas lágrimas y sonrei. La mirada de lastima en ella tampoco me agradó. Abrí la puerta y marche.
Con el horario en manos recorría los pasillos. Ya sabía donde estaba la biblioteca así como también una pequeña cafetería. Me sumergi tanto en conocer la instalación que ya dolía menos, sí, realmente el comentario me lastimó, sin embargo no entiendo el porqué.
En la preparatoria hasta fui golpeada por las chicas populares. Ellas gosaban con mi sufrimiento, aún así siempre logré obtener muy buenas calificaciones, las mejores por cierto. Sonreí como tonta pero, hasta que pegué con algo o mejor dicho con alguien, regresé de nuevo a la realidad. El chico se volteó y me vio con asombro y fastidio ¡oh, dios! Era lo que faltaba. Otro dios griego.
— Lo siento, venía distraída — me disculpé sin verle a la cara. Me giro dispuesta a largarme pero el chico me toma del brazo y me detiene.
— Nunca te han dicho que es mala educación no verle a los ojos a las personas cuando hablan — habló sosteniendo aun mi brazo pero el agarre no me lastimaba.
— Ya te pedí disculpas — dije y levanté mi rostro. ¡Oh mierda! Esto tenía que ser una puta broma, estoy segura que esta no es la realidad, de seguro estoy soñando y estos chicos realmente no existen. Mordí mi labio y con mis ojos cerrados pedía mentalmente despertar de ese sueño.
— Oye ¿Estas bien? — sentí que me agarró por los hombros y me sacudió con fuerza.
Abrí mis ojos y ambas miradas chocaron. Ese dorado tan perfecto secó mi boca y me quedé sin habla. Su rostro bien sincelado me anonado. Sentí mis mejillas arder. Él sonrió de forma torcida.
— Sé que soy demasiado apuesto pero no es para tanto ¿o si?
— ¿¡eh!? B-bue-no... Y-yo —¡malditos nervios! — siento mucho haberte golpeado — él enarco una ceja y volvió a sonreír.
— No te preocupes. Por lo menos no me haz chocado intencionalmente para besarme ¿verdad?
— por supuesto que no — aclaré ofendida — solo me distraje. No ando por ahí regalando besos.
— Solo un idiota te los pediría — ambos nos miramos y luego vimos al portador de esa voz, ya conocida por mí claro.
Permanecía con los brazos cruzados, recostado a un pilar que sostenía el techo, en el corredor. Él chico a mi lado fruncio el ceño y ergido habló.
— Deja de ser tan inmaduro Bankotsu — el nombrado rodó los ojos — eso no es de caballeros.
— No me digas Inuyasha — lo fulmino con la mirada y apuño sus manos — tú eres el menos indicado para hablar de caballerosidad o ya se te olbiado lo que haz dicho de ella — el chico, o bueno Inuyasha se tenso e intentó disimular su incómodidad.
Yo los mire a ambos como esperando una explicación, pero ninguno dijo nada. De pronto el chico de largos cabellos negros y ojos dorados se marchó a grandes zancadas.
El moreno arrogante me seguía observando, sonrió y sacudio su cabeza.
— Este no es tu mundo chica nerd, deberías de estar en un internado para brujas, realmente eres horrible.— ¡Callate! — le grité con mis ojos empañados por las lágrimas. Él afilo sus facciones y en un movímiento rápido me tomó de las muñecas y me pego a la pared.
— Estúpida nerd — apretó la mandíbula — no vuelvas a gritarme. Yo me voy a encargar de que este año sea un puto infierno para ti.
Me soltó con brusquedad y se fue por donde Inuyasha se había ido. Intenté regular mi respiración, me sentí nerviosa, pensé que me mataría. No podré con esto, no puedo contra él. Nuevamente estoy llorando, pero de impotencia ¡quiero irme de aquí! ¡No quiero estar en esta puta universidad!
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LA NERD
FanfictionUn pequeño fic que nació de mi loca inspiración, los personajes no me pertenecen, solo los he tomado para crear la historia que sí es 100% mía Kagome Higurashi, es la típica chica cerebro del salón, aquella que no le interesa mucho menos le importa...