Capítulo III

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Diana P.O.V.

Después de unos minutos llegamos a nuestras zonas correspondientes.

— ¿A cuál zona vamos primero?— la voz aguda de Martín hizo que pusiera mi atención en él.

— yo digo que a la farmacia son más importantes los medicamentos o lo que sea que encontremos— le respondió Ian.

— estoy de acuerdo vamos— empecé a caminar a la zona y ellos siguieron mis pasos— estén atentos.

Caminamos por unos segundos hasta que escuchamos unos quejidos.

Al girar nos topamos de frente con un zombie, bueno la mitad de uno ya que tenía solo del torso hacia arriba.

El zombie estaba indefenso.

De hecho ahora que lo pienso sería buena idea ir investigando el comportamiento de los zombies.

— esperen me voy a acercar—.

Mis compañeros al escuchar mis palabras me reprocharon y me dijeron que contínuacemos con nuestro objetivo principal. Mientras que yo los ignoraba me daba cuenta de que el zombie reaccionaba a los sonidos.

— ¿Estás loca o qué?— Ian protestó.

— sigamos a nuestra zona -señaló al zombie- eso es peligroso.— Martín apoyó a Ian, se ve que ambos no saben lo testaruda que soy.

— Sí, es peligroso pero será útil para sobrevivir aquí -agarré una botella rota y la acerqué a la cara del zombie- no se mueve -el zombie reaccionó a mi voz y se empezó a mover- ¿alguno tiene algo oloroso?

— dale tus calcetas, Ian— jugó Martín.

— jo-de-te—

Ian le sacó el dedo medio de su mano y yo me reí al verlos.

— en fin, Martín dispara. -ordené-

— no sé usarla — se quejó.

— yo tampoco pero hay que aprender— dije.

— entonces dispara tú — Ian protestó nuevamente.

—bufé molesta— bien —saqué mi arma y apunté a la cabeza— ¿Qué diablos?

— ¿qué?— ambos preguntaron a la par.

A través de la boca de la pistola pude ver una línea de color azul celeste que marcaba el recorrido por el cual iría la bala.

— hay una línea— contesté vagamente.

— ¿Qué?

— explicate mejor.

— hay una línea que marca el camino que seguirá la bala— respondí ya con un mejor argumento.

— yo no veo ni verga— Ian y su florido lenguaje.

— grosero— y Martín regañandolo.

Ignorando la conversación de mis compañeros finalmente disparé a su cabeza, la cuál estalló mostrando ciertos órganos.

— ¿Vamos a seguir o nos quedaremos aquí?

— sí, sí ya nos vamos -volví a tomar rumbo a la farmacia con ellos detrás mío-

Abel P.O.V.

Aunque me parece irreal esto de la muerte en el juego por muy loco que suene no me asusta, de todos modos no tengo nada que perder en la vida real.

Lo único que me preocupa son los demás.

Ellos sí pueden perder algo en la vida real: una familia, una pareja, mascota o algo más.

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2019 ⏰

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